miércoles, 19 de septiembre de 2012

Fallar

Recientemente me ha rondado en la cabeza cierta preocupación, en la que no ahondaré acá tanto porque no escribo mucho aquí como porque es algo sumamente personal, me ha hecho replantearme por enésima vez muchísimas cosas. Esta preocupación, no obstante, me parece una de las más serias y fuertes que me hayan aquejado en años, y las cuestiones que me ha hecho replantearme no son de dinero, laborales ni ninguna del tipo "qué haré con mi vida de aquí en adelante", sino de un tipo de las que nunca había tenido antes: el sentimiento de haberle fallado a alguien.

Específicamente a mi madre, claro (y disculparán la ñoñez, pero si he tenido una figura fuerte y de apoyo en estos meses difíciles ha sido ella). Dados los años y el tipo de relación que hemos tenido, nunca desarrollé un sentimiento de responsabilidad con mi madre ni con mi familia en general, lo cual se extendió eventualmente a cualquier amigo, compañero o conocido. 

La cuestión se dio por varias razones: por ego, principalmente; porque nunca nadie me exigió nada y porque nunca me he propuesto metas que me apasionen, más allá de las protocolarias y propias de la vida burguesa. No sé a dónde quiero ir y nadie se interesa por ello, así que no desarrollo un compromiso con nadie. No se espera más de mí que aprobar en la escuela, conseguir un trabajo y casarme (bueno, al menos cierta parte de mi familia...), y como esas cosas son por default, en realidad no siento que nadie espere de mí.

Hace unas semanas, sin embargo, me ocurrió algo que destruyó la percepción de seguridad de mi vida, que, con una dosis alta de paranoia, me hizo ver cerca la posibilidad de morir. Me tuvo consternado por más de una semana, vislumbrando varios escenarios de acción drásticos en los que debía tomar decisiones fuertes. Y me encontré con algo curioso: no pensé en mí. Digo, sí pensé en mí, pero mi prioridad pasó, eventualmente, a pensar en mi madre. Pensé por primera vez en fallarle a alguien que me quería, en no cumplir las expectativas que se tenían de mí y en cuánto eso podría lastimar a esa persona. Imaginármela llorando, decepcionada, preguntándose en qué había fallado o qué había hecho mal (como buena madre católica mexicana) me detuvo mientras caminaba y me dejó hecho piedra por casi un minuto. Fue una culpa que nunca había sentido y ante la cual no supe cómo actuar, pues, en el escenario en mi mente, no había nada que pudiera hacerse: había caído a un punto muy bajo frente a mi mamá y no podía decir ni hacer nada que valiera la pena.

Después caminé, llegué a casa y hablé con mi mamá. Nos vimos por la cámara. Platicamos de muchas cosas, de cómo estaba la familia allá y de cómo me iba a mí. Me disculpé por no hablarle en estos últimos días, y me pidió de favor que no hiciera eso pues se preocupaba mucho por mí. Hablamos de todo pero nunca pensé en siquiera sugerir el tema. Platiqué con mi hermana también, lo cual fue bueno. Finalmente, me despedí de mi madre deseándole buenas noches. Le di las gracias por todo.

lunes, 30 de julio de 2012

El último caballero oscuro

The Dark Knight Rises

Como superhéroe, nunca sentí el nivel de fanatismo o afecto que la mayoría de la gente suele tener con Batman. Desde niño siempre fui más de Superman: me gustaba la idea del Dios piadoso y caritativo que daba todo de sí por ayudar a la humanidad —de ahí mi gusto por All-Star Superman, de Morrison, que muestra el lado más humano e idealista del encapotado de rojo—. Batman, por otro lado, me resultaba un concepto soso: un hombre cualquiera vestido para combatir criminales y uno que otro supercriminal, motivado por algo tan mundano como la muerte de los padres —ya de niño la violencia me parecía algo dentro de lo común, incluso la de ese tipo mientras que se daba una vida de lujo y riqueza en su mansión. Sentí más cercano a Superman, comprendí más su drama, el de un ser solitario y distinto por naturaleza, que el de Batman/Bruce Wayne, pues encontraba imposible empatizar con un multimillonario de condición física inhumana que dedicaba su tiempo libre a combatir el crimen.

Llegó Batman Begins (2005). Dirigida por Christopher Nolan y con un Bruce Wayne que dejaba de lado ese tufillo de playboy mamonazo que no habían podido dejar de lado ninguna de las adaptaciones audiovisuales del personaje en la pantalla grande (y Adam West), sentí una debilidad muy grande por esta versión tanto del mencionado Wayne como de Batman: el uno revolcándose y sufriendo, formándose lejos del perfil de niño rico y mostrándose reacio a él, usándolo como un disfraz; el otro mostrándose francamente incompetente en muchas situaciones, necesitando de terceros ya no para salir airoso, sino con vida. Lo mismo vendría en The Dark Knight (2008), en la que se reinterpretaría a uno de los personajes más afamados del universo del murciélago, Joker, como una fuerza pura de anarquía y caos, que llevaría a Batman a disyuntivas éticas y físicas que lo pondrían al límite, haciéndolo pequeño y despojando al personaje de su cabronez clásica para dejarlo convertido en un hombre sin todas las fuerzas ni todas las respuestas y que llega a un punto de dar lástima. TDK quedó como la mejor película de superhéroes y hasta ahí. Y luego siguió The Dark Knight Rises.

A nivel expectativa, es imposible no ver a TDKR como un producto mediático, como la parte final de un espectáculo iniciado hace siete años. Chris Nolan viene a finalizar una de las trilogías más aclamadas de los últimos años, al nivel de la de Peter Jackson en cuanto a penetración en la cultura del cinéfilo promedio. Mucho de esto tiene que ver sin duda con Heath Ledger y su Joker, el aporte máximo de la saga a la cultura popular. Su acierto quizá fue hacerlo totalmente suyo al mofarse de todo lo que los fans sabíamos sobre él You wanna know how I got these scars?— y mostrarlo como un ser cuasisobrenatural, un ente sin origen ni destino que encarnaba el caos y el azar y cuyos planes eran ambiguamente posibles. Aparte de ello, la trilogía de Nolan ofrece muy poco que pueda competir, en un nivel crítico, con la trilogía de Jackson, o incluso la de Raimi, pero deja en The Dark Knight un motivo para hacerse fan de su versión del superhéroe DCíta en lo icónico, construyendo a un personaje que, en su sencillez y falta de seriedad, se convirtió en favorito instantáneo.

Y en ese aspecto The Dark Knight Rises no supera a su antecesora. Ni en ese ni en el cinematográfico.

Habría que recalcar que, ante todo, TDKR es una película que muestra muchas de las características de Nolan y que, además, recicla muchísimo de su antecesora, como la historia  — otra vez nadie puede salir de Gotham por orden del villano, hay explosivos/bombas de por medio, el malo intenta despertar a los ciudadanos de la ciudad a nivel filosófico.... Desde el trabajo de Hans Zimmer, que aquí también se vuelve pomposo y opaca, por deseo explícito de Nolan, a la acción en pantalla, hasta el montaje, sello característico del director y en el que llegan a basarse mucha de sus virtudes en escenas de acción, más allá de la filmación de las mismas. Su ritmo es inconstante, no pudiendo hacer que la película fluya ágilmente muchas ocasiones y estancándose en largos periodos de explicaciones y profundización de personajes y situaciones que sirven meramente como preludio al "gran momento" de la película. 

En todo caso, lo mejor de TDKR y de la saga en general son sus personajes y quienes los interpretaron. El conjunto llega a ser inestable, pero en solitario varios funcionan como piezas clave para contar la historia, como una baraja de tarot. Resultan atractivos por la reinterpretación, por la mirada particular  —y esto sin decir que es propiamente buena o mala— de los Nolan y Goyer. La intención de hacerlos, dentro de lo posible, personajes reales y humanamente creíbles. Quizá es por ese Batman a medio morir que, después de tanto entrenamiento, sigue siendo incapaz de trabajar solo o por ese Joker contradictorio, que se presenta como el caos pero que en realidad es un planificador de precisión milimétrica.

Y bueno, terminando con The Dark Knight Rises: no, no es perfecta y, como dije, no supera a The Dark Knight. Sin embargo, es un cúmulo de lo típico en Nolan, lo que a algunos nos resulta disfrutable. Y, siendo fan, temo que debo dar mis manos a torcer por el amor a la saga: es una película mejorable, pero no dejo de admirar lo hecho, no dejo de apreciar el espectáculo —y en ese sentido, creo, sobresale en comparación con cualquier blockbuster proyectado en lo que va del año  y de emocionarme por saber que, al menos que haya una buena oferta para Nolan y compañía, es el final de este Batman particular.

The Dark Knight Rises

The Dark Knight Rises
Estados Unidos, Reino Unido; 2012
Director: Christopher Nolan
Protagonistas: Christian Bale, Tom Hardy, Anne Hathaway, Joseph Gordon-Levitt, Marion Cotillard

jueves, 7 de junio de 2012

Palabras de un rey

—¿Tengo que hacer venir a Pate? A mí no me das órdenes, ¡soy tu madre!

—Sí, pero yo soy el rey. Margaery dice que todo el mundo tiene que hacer lo que el rey mande. Quiero mi corcel blanco ensillado mañana, para que Ser Loras me enseñe a justar. También quiero un gatito y no quiero comer remolachas. —Se cruzó de brazos.

Jaime no paraba de reír. La Reina no le hizo caso.

Festín de cuervos, de George R. R. Martin.

domingo, 1 de abril de 2012

Sin gusto por la poesía

Hoy, mientras me encontraba sentado en una de las bancas del centro de Coyoacán junto a una amiga, nos abordó un señor con una carpeta en mano y, muy educadamente, nos preguntó si queríamos que nos leyera alguno de sus poemas. Durante tres segundos, mi mente hirvió pensando en la respuesta a la pregunta, mientras mi amiga entraba en un estado de indecisión frente a la situación. "No, gracias. La verdad es que no me gusta la poesía", terminé respondiendo con toda sinceridad. Retirado el hombre, quien agradeció con la misma educación la respuesta, mi amiga me comentó: "La verdad es que a mí tampoco me gusta, aunque a mi hermano sí. Y así anduvo Neruda, por cierto".

La verdad es que no: no me gusta la poesía. Que Arthur Rimbaud sea una de mis figuras literarias favoritas se debe a su persona, a la actitud de rebeldía juvenil y humana que lo convirtió en uno de los emblemas del anarquismo, y no a su trabajo. Tolero —y uso el verbo sin ínfulas, únicamente porque es el preciso— la poesía de Cortázar y de Sor Juana por su sencillez y su falta de solemnidad, pero no soporto la actitud ridícula, digna de cliché, que suele envolver a la mayoría de los poetas, especialmente a los modernos. La poesía me llega, en todo caso, cuando se acerca más a los modos narrativos literarios (The raven, de Poe), no cuando se pierde en conceptos inconexos y sin motivo, que funcionan únicamente como vehículo de onanismo esnob para quien lo escribe y da a conocer, para quien espera fascinación babosa de parte de ciertos círculos.

Que no me guste la poesía es, también, muestra de mi falta de sensibilidad ante las artes y mi incapacidad por comprender más allá de lo ya masticado. O quizá no, pero prefiero argumentar eso ante cualquier posible crítica por mi mundano disgusto por aquello que, casi siempre, sólo tiene forma para quien lo escribe.

domingo, 25 de marzo de 2012

Odisea

Disculparán la ausencia de un mes acá. Me he mudado de ciudad (ahora estoy en el DF, para los interesados) y he tenido que afrontar varias cosas propias de un movimiento de esta índole, desde encontrar donde vivir hasta conseguir trabajo, que de momento me ha parecido lo más difícil.

No obstante, el mayor de los problemas con los que he lidiado ha sido la soledad. Me sorprendí a mí mismo hace unas semanas, cuando caí en cuenta de lo poco preparado que estoy para enfrentarme al hecho de estar viviendo solo y que, a la larga, quizá este podría ser mi modus vivendi: alejado no sólo de mis seres queridos, sino de los seres que me quieren.

Platiqué de estas inquietudes con algunos amigos y tuve respuestas muy dispares. Unos se abocaron por la idea de que la soledad es el camino natural del humano, por lo que estaba viviendo un proceso inherente a mi naturaleza. Me apabulló muchísimo la idea y la rechacé inmediatamente, pues no estaba en una situación, en ese momento, de visualizar más semanas o meses con esta misma sensación de vacío, de no encontrar a alguien en quién apoyarme.

Me acordé, en ese instante, de algo que me dijo mi madre días antes de moverme hacia acá y que yo menosprecié, pues, como dije, nunca esperé encontrarme en este estado de espíritu: "Allá estarás solo. Sé que a veces nosotros —mis hermanos y ella— te podemos desagradar o preferirías no vernos, pero sabes que siempre estamos acá: sabes que si abres la puerta de tu cuarto puedes caminar y encontrarnos. Sabes que por las mañanas, si bajas, me vas a encontrar a mí trabajando o en la cocina, que va a haber desayuno ya hecho. Sabes que si un día te pasa algo en la calle puedes llamarme y yo iré a ayudarte. Sabes que si te sientes mal puedes venir a hablar conmigo, aunque no te guste, y si tienes algún problema juntos podemos ver el modo de solucionarlo". Sobra decir que había (y hay) inmensa sabiduría y certeza en sus palabras.

Otros amigos me hablaron sobre la normalidad del sentimiento y de cómo formaba parte de un proceso de adaptación, algo que teóricamente ya había contemplado pero que en la práctica no he podido sobrellevar. En todo caso, desde entonces he asimilado un poco más la soledad, abrazándola no como una maldición sino como una oportunidad. Eso sí, sigo sin dejar de añorar la compañía de las personas.

Y con un mes acá, ya me estoy dando cuenta de ciertas cosas de las que me hacía falta darme cuenta. Mi odisea, que aún tiene un final incierto, fue emprendida con varias metas a cumplir. Hasta el momento, siento que estoy alcanzando una de ellas, lo cual me alegra muchísimo.

sábado, 25 de febrero de 2012

Recuerdos

Magnetic rose

De entre las obras de Satoshi Kon, una de las más curiosas debe ser la que fraguó junto a Katsuhiro Otomo, creador del manga Akira y director de su cinta animada, allá por mediados de los 90 del siglo pasado. La obra en cuestión, llamada Memories, es un compendio de tres cortometrajes que no siguen una tónica común, resultando tan diferentes entre sí que bien pueden funcionar como obras independientes (y, de hecho, lo hacen), y que sólo comparten el vínculo del mencionado Otomo, pues incluso en lo que respecta a la dirección artística y estilo de animación presentan diferencias bien marcadas.

Estas tres obras son Magnetic rose, un thriller de ciencia ficción que bebe considerablemente de Ridley Scott y Kubrick; Stink bomb, una historia cómica aparentemente basada en un hecho real, y Cannon fodder, una enigmática parábola sobre la existencia belicosa y las aspiraciones humanas.

De entre las tres, la mejor lograda resulta Magnetic rose, que es, justamente, la historia en donde se da la participación entre Kon y Otomo. Dirigida por Koji Morimoto (quien se encargara del cortometraje de la casa encantada en Animatrix), con guión de Satoshi Kon y basado en una historia de Katsuhiro Otomo, Rosa magnética es una space opera sobre una nave recolectora de chatarra la cual recibe, a través del canal de SOS de la nave, una grabación de la música de Madame Butterfly, de Puccini. Saliéndose totalmente del programa de trabajo, el jefe del equipo decide responder a la llamada de auxilio y envía a dos de sus hombres, Heinz y Miguel, a inspeccionar lo que resulta ser un gigantesco cúmulo de chatarra con una fuerza gravitatoria descomunal. Adentro, Miguel y Heinz encontrarán no sólo un increíble mausoleo dedicado a una hermosa mujer llamada Eva Friedel, de la que al principio no saben nada, sino también una presencia ignota que los acechará en todo momento.

Magnetic rose 2

Magnetic rose es una mezcla de muchos elementos en distintos niveles. Por un lado, hay una clarísima influencia del ya mencionado Ridley Scott y su Alien, fabricando un entorno humano espacial destartalado y rudimentario: los tripulantes no conviven en un espacio pulcro y organizado como el de Star Wars o Star Trek, sino en un ambiente caótico y algo ruinoso, desarrollando una relación totalmente informal y hasta cierto punto impúdica, todo alentado por la falta de convivencia humana externa. La esencia de Alien se palpa también en la atmósfera thriller lograda en el desembarco de Heinz y Miguel al mausoleo, creando tensión a causa de un acecho no siempre definido pero que se manifiesta de modo puntual. Incluso la escena de llegada de ambos elementos al misterioso lugar rememora al arribo de la tripulación del Nostromo al planetoide del Space Jockey.

Magnetic rose 3

Kubrick, por otro lado, se convierte en la influencia principal a nivel iconológico. Más allá del aura tenebrosa y siempre en vilo, Magnetic rose trata temas profundos y humanos. La dualidad es uno de ellos, sometiendo a los personajes a disyuntivas entre la realidad y la fantasía, lo vivo y lo muerto, el pasado y el presente, la fastuosidad y la decadencia y lo natural y lo artificial. Más que elementos visuales, estos binomios son cruciales para la toma de decisiones de los personajes, en especial de Heinz, quien ve quebrantada su psique en varias ocasiones a causa de la perspectiva de enfrentarse a estos elementos. También hay un sentimiento abrumador de soledad y vacuidad, usando el espacio exterior como una metáfora de la abstracción del exterior del alma humana, con las penas y tristezas que cada uno encierra en sí y que amplían la nada entre ser y otro. Sus tres protagonistas, Eva Friedel (presente a través del mausoleo y todo lo dedicado a ella), Heinz y Miguel se ven atrapados en un espacio y un momento que los aparta de los demás, potenciando el aislamiento externo que implica el estar flotando en la nada, a años luz de sus seres queridos.

Otro elemento crucial y que ayuda a entender de modo más completo Rosa magnética es la banda sonora, compuesta por Yoko Kanno y que incluye varios fragmentos de la obra de Giacomo Puccini, tanto en lo musical como lo temático. El punto álgido de la película, en el que la influencia de Eva Friedel alcanza su punto máximo, está acompañado de un aria de Madame Butterfly. Asimismo, Eva guarda muchísimas similitudes con Floria Tosca, de Tosca, otra obra de Puccini.

Magnetic rose

En el final, Rosa magnética resulta una historia exhaustiva por su dramatismo, majestuosamente narrada y que no deja clara su naturaleza como historia de ciencia ficción o de fantasía, jugando con el espectador del mismo modo que juega con sus protagonistas, envolviéndolos en mecanismos y artificios que no terminan de entenderse. La pasión de sus personajes, acentuada por el poder de las piezas de ópera, le confieren al metraje una fuerza incandescente, encumbrándose como la que, me parece, es una de las obras de anime mejor logradas de los últimos 20 años.

Bomba apestosa

La segunda parte de Memories es una comedia llamada Stink bomb, dirigida por Tensai Okamura y guionizada por Katsuhiro Otomo, presumiblemente basada en un incidente real ocurrido a Gloria Ramírez.

Nobuo Tanaka, trabajador de una farmacéutica japonesa, ingiere un medicamento experimental para combatir el resfriado que lo aqueja, sin saber los efectos secundarios que éste podría traerle. Después de una siesta durante sus horas de trabajo, despierta para encontrar a todo el personal del edificio inconsciente, procediendo a contactar directamente con los altos mandos de la empresa, quienes le ordenan viajar a Tokio (el laboratorio se encuentra a las afueras de la ciudad) con el medicamento experimental que él ingirió. Nobuo iniciará el viaje con la preciada carga, encontrando a su paso desolación y ruina, así como un gran éxodo de personas hacia Tokio, huyendo de una amenaza que desconocida pero que parece seguirle la pista al joven.

Bomba apestosa 2

Bomba apestosa resulta la historia menos sobresaliente del trinomio, prefiriendo un narración clásica y lineal, sin ápice de pretensión más allá de la narración del evento. Aunque no exige el mismo nivel de producción que el de Magnetic rose, cumple con los requerimientos de la obra, teniendo uno que otro momento visualmente sobresaliente. Es, sobre todo, una crítica al espíritu bélico japonés y estadounidense, ridiculizando los excesos de cada uno y haciendo una ligera mofa de la tensa relación entre ambas naciones en ese aspecto.

Cannon fodder 3

Al final, Cannon fodder completa la trilogía. Dirigida y escrita por Katsuhiro Otomo, es la más experimental y simbólica de las tres, resaltando además por una estética más toon y un tono prácticamente infantil, aunque plagado de metáforas sencillas y muy obvias.

La historia se desarrolla en una ciudad steampunk dedicada exclusivamente al disparo de proyectiles con objetivo allende las fronteras. Se centra en una familia compuesta por el padre, la madre y un hijo, cada uno cumpliendo con un rol dentro de la gran maquinaria urbana: el hijo se educa en un colegio cuyo programa de estudios se basa exclusivamente en aquellas materias que se involucren directamente con el lanzamiento de misiles, la madre trabaja en la fábrica de ensamble de ojivas y el padre labora en el cañón más grande de la ciudad, ubicado en la cúpula más alta y con el mayor poder de alcance y destrucción.

Cannon fodder 5

El motivo de esta perenne guerra es un enemigo que se encuentra a las afueras de la ciudad, el cual nunca se manifiesta de algún modo pero que se sabe que está ahí. Cada recurso económico y humano de la ciudad se encauza en la preservación de la guerra, lo que sólo funciona con la sumisión voluntaria de cada mente de la ciudad en pro del religioso ritual diario de lanzamiento de misiles.

Otomo no tiene empacho en hacer, como ya se dijo, una metáfora sencilla y directa de la sociedad como una masa descerebrada que funciona por ideas estúpidas. Esto se evidencia en dos momentos claves de la película: el pomposo ritual de ataque del cañón supremo de la ciudad (en el cual trabaja el padre de la familia protagonista), en el que participa un hombre condecorado y de gran rango que se dedica a apretar el botón de lanzamiento, y durante una cena de la familia, en la que el hijo le pregunta al padre contra quién están peleando y él sólo atina a responder, sin detenerse a pensarlo ni un segundo, que "lo sabrás cuando seas grande". La escasa cultura de la sociedad, con sus medios de comunicación, gira completamente en torno a la guerra: la estructura steampunk de los edificios recuerda a cañones, con largas tuberías y chorros de vapor escapando constantemente de ellos; las noticias sólo dan información referente a la velocidad del viento u otros factores que afecten al lanzamiento de misiles e incluso los programas de televisión, como "La familia cañón", giran en torno a ello. De ahí que el pequeño de los hijos, al no recibir razones pensadas o información concisa sobre el por qué de la situación local, sólo pueda aspirar, con todo fervor, a formar parte íntegra de esa gran maquinaria en la que se encuentra sumido todo aquel que conoce.

Cannon fodder 2

Memories resulta una obra diversa y plural tanto por la calidad de cada cortometraje en comparación con otro como por las virtudes y fallas de cada obra en su propio contexto. Imprescindible, eso sí, pues sus valores de producción están muy por encima de las películas de animación occidental y anime modernas, y porque, además, tiene tras de sí un grupo de gente talentosa y reconocida: Satoshi Kon y Katsuhiro Otomo no son cualquier cosa.


Poster

Memories
Japón; 1995
Director: Katushiro Otomo, Koji Morimoto y Tensai Okamura
Voces: Gara Takashima, Tsutomu Isobe, Koichi Yamadera, Hideyuki Hori, Isamu Hayashi

jueves, 9 de febrero de 2012

Un comentario sobre Alan Moore

Alan Moore
Alan Moore. Retrato de Frank Quitely (busquen los detalles en la barba...).

Alan Moore siempre me ha parecido que puede dar a veces mala imagen por el sencillo motivo de ser una persona que no siente la necesidad de justificarse constantemente ante la industria y los fans.

Pero cuando habla se nota que es una persona muy consecuente (no siempre tiene razón, pero es un hombre de ideas firmes y nada hipócrita) y de grandes valores humanos.

Si es el más grande no es sólo por su obra, sino porque casi siempre ha sabido mantener una dignidad que ya quisieran muchos. Cumple la máxima de genio y figura.
—Khonshu

(Leído acá.)

sábado, 4 de febrero de 2012

Breves vistas


Drive (2011)

Forma sobre fondo. Un juego de arquetipos en el que la luz es el protagonista principal (no recuerdo una escena significativa en la que el juego de luces y sombras y/o la iluminación no tuvieran un papel fundamental). Pese a todo, y con mi manía por darle a la historia y su narración la máxima importancia, no la encontré tan sobresaliente como me la contaban: los personajes no sacan a relucir mucho de ellos, se comportan como meras fichas de ajedrez o una baraja de tarot, llenando roles en el cuento (tan es así que el protagonista, interpretado por Ryan Gosling, no tiene nombre propio), lo que, a la larga, no genera interés en lo que les pueda llegar a pasar. La identificación o interés con cualquiera de los protagonistas que parece que muchos han experimentado viene, en todo caso, de la pose. En especial de Gosling, que no deja de ser el caballero bien parecido, callado y sobrio que puede convertirse en una máquina de matar sólo para defender a quien ama. Atractivo para cualquier persona.

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Drive
Estados Unidos; 2011
Director: Nicolas Winding Refn
Protagonistas: Ryan Gosling, Carey Mulligan, Bryan Cranston, Albert Brooks


Toki o kakeru shōjo // La chica que saltaba a través del tiempo (2006)

Una comedia de ciencia ficción sobre una chica de preparatoria que descubre que puede viajar a través de la cuarta dimensión y, con ello, arreglar o dar un giro distinto a situaciones propias de una estudiante adolescente. El elemento sci-fi se limita a los mencionados viajes temporales y las posibilidades narrativas que estos ofrecen, con la construcción de intrincados puzzles entre personajes y hechos que suelen hacerse en este tipo de historias, enfocando todo lo demás a las situaciones cómicas y románticas que, junto con los personajes, arrastran varios clichés de series de anime genéricas, lo que no extraña si se toma en cuenta que el director es Mamoru Hosoda, quien trabajó en algunos capítulos y una película de Digimon, así como una película de One Piece.

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Toki o Kakeru Shōjo
Japón; 2006
Director: Mamoru Hosoda
Voces: Riisa Naka, Takuya Ishida, Mitsutaka Itakura


Bridesmaids (2011)

Su mayor logro debe ser la transgresión de la norma de que la comedia femenina y/o de boda debe estar exenta de humor escatológico: en Bridesmaids ni todas son muñecas de porcelana impecablemente vestidas (o desaliñadas, pero aun así muñecas) ni tampoco se desviven en situaciones femeninamente ridículas y frívolas (sobre todo en comedias de boda) o escenas de amor/sexo insoportablemente cursis. Aquí las mujeres cagan, vomitan y cogen cual si estuvieran en comedia masculina adolescente y, además, no son bellezas deslumbrantes o arquetipos de mujeres sentimental y laboralmente realizadas. Y ese también es su defecto más notorio: fuera de la "novedad" que una comedia de bodas no sea una tontería como esto, tenemos a una comedia cualquiera, con algunos personajes principales bastante grises (la mitad de las bridesmaids, por ejemplo), unos secundarios desaprovechados (Rebel Wilson y Matt Lucas, ni más ni menos) y una historia que ya en su recta final cae muchísimo. Destacan, eso sí, Kristen Wiig (quien escribe y protagoniza la película) y Melissa McCarthy, nominada a un Oscar por esta película, en un personaje que ni a Judd Apatow en horas altas...

Bridesmaids

Bridesmaids
Estados Unidos; 2011
Director: Paul Feig
Protagonistas: Kristen Wiig, Maya Rudolph, Rose Byrne, Melissa McCarthy


The girl with the dragon tattoo (2011)

Después de la grandiosa The social network (una de las mejores películas del 2010), David Fincher parece meterse en un mero encargo cinematográfico y dirige The girl with the dragon tattoo, basada en el primer libro de la saga novelística escrita por Stieg Larsson, el cual ya fue adaptado en 2009 al cine, aunque sin el respaldo comercial de Hollywood. Hablando de modo totalmente subjetivo —como en todo lo escrito anteriormente...—, resulta una película tan densa y fría que nunca conecta con el espectador, y que basa todas sus virtudes en la historia, que versa sobre la investigación del paradero de la integrante desaparecida hace 40 años de una familia asquerosamente acaudalada; y en Lisbeth Salander, uno de los dos personajes principales, quien es interpretada por Rooney Mara, en un papel que exige físicamente mucho poder y excentricidad, pero que histriónicamente no explota mucho (en ese sentido, me sigo quedando con Daniel Craig). Por lo demás, ocurre algo parecido que con Drive, forma sobre fondo, aunque aquella no se ahogaba en sí misma con enredos innecesarios. La narración intenta ser vertiginosa e interesante, pero por lo general todo termina en una serie de soliloquios de personajes en los que no llegas a interesarte nunca. Mención especial a su final: media hora de eventos narrados de modo aún más aburrido y tedioso que en la película y con los que sólo esperas que, por favor, la película termine ya. Una película no recomendable y con la que termino de confirmar mi total desinterés por el fenómeno literario Millennium.

TGWTDT

The girl with the dragon tattoo
Estados Unidos, Suecia, Reino Unido, Alemania; 2011
Director: David Fincher
Protagonistas: Daniel Craig, Rooney Mara, Christopher Plummer, Stellan Skarsgard

jueves, 2 de febrero de 2012

Mis respetos

A principios de 2010 fui a Guadalajara durante cuatro meses por una movilidad estudiantil. Estando allá, abrí una cuenta de ManHunt (un foro para hombres gay, usado principalmente para conocer gente para relaciones sexuales). Aunque me mensajeaba con varias personas, sólo vi a una persona en vivo, un chico bastante guapo de 23 años. Lo contacté porque en su foto, tomada en su habitación, podían apreciarse al fondo muchísimos pósters de personajes de videojuegos y cómics. Banalmente hablando, me enamoró.

Nos encontramos en el centro, en una fuente que se encuentra en Plaza Universidad, frente a la biblioteca de la ciudad. En aquel tiempo —no recuerdo la fecha exacta, disculparán— había varios puestos ambulantes ocupando la plaza. Sentado en la fuente, lo vi llegar por entre los puestos. No sólo era físicamente bello, sino que vestía muy bien (en comparación conmigo, que compro mi ropa en Wal-Mart). Se acercó y me pregunto si era yo a quien esperaba, y asentí. Tonteamos unos minutos en la fuente y luego me invitó a comer a un restaurante de comida china a unas cuadras de ahí. A pesar de estar físicamente en buena forma, tenía mucho apetito, incluso más que yo. Platicamos un rato de tonterías y, al terminar, fuimos a un parque cercano a sentarnos y platicar en las bancas.

Me deslumbró por varios motivos. El primero fue su nerdismo: era un aficionado de cómics (aunque de DC, desgraciadamente...) y enseguida conectamos en ese sentido. Justamente ese día llevaba un libro de pasta dura: la enciclopedia de personajes de la editorial DC. Me contó de cuánto lo amaba y de cómo lo había conseguido, y que en esa ocasión lo llevaba porque daba terapia sicólogica a niños y había uno en particular con el que había congeniado gracias a su gusto por los cómics, y ese día llevaba el libro para la sesión que había tenido durante la mañana con él. Me contó más de él: de que era un aficionado a los videojuegos (e incluso había sido host de un programa de televisión sobre ello en Guadalajara) y la cultura coreana. Me dijo que tomaba clases de ello e incluso me enseñó un examen que ese día había recogido, ya revisado. Le encantaba el k-pop (y detestaba el j-pop, porque me criticó mi gustito por una canción que traía metida en aquel entonces en la cabeza gracias al anime de Naruto) y deseaba con mucho ahínco viajar a Corea. También compartió conmigo algunos relatos de su trabajo como activista en contra del VIH/Sida, de cómo era algo que, pese a ser mortal, no era de cuidado para los jóvenes, especialmente los homosexuales. Trabajaba dando cursos sobre capacitación y haciendo pruebas de detección de Sida; incluso, en nuestro paseo por el centro, pasamos por uno de los consultorios donde había trabajado.

Finalmente nos sentamos en no recuerdo dónde y platicamos por largo tiempo de sus aspiraciones, de las mías y de nuestros planes. Me intimidó muchísimo, pues aparte de ser un galán era una persona con un discurso contundente y enérgico, muy crítico y con mucha inteligencia. Llegó un momento donde me sentí pequeño a su lado, minúsculo, pero todo se solucionó con algo: él sonrío. Amo y vivo por el amor a las sonrisas, que para mí son la puerta del alma y el corazón, y la suya era hermosa y sincera. Siendo de nuevo banal, me enamoré más.

Sin embargo, no todo terminó tan bien, al menos no para mí. No contaré los detalles porque no viene al caso hacerlo, pero me dijo muchas cosas sobre el amor y las relaciones que me decepcionaron mucho, no porque esperara ser su novio, sino porque en verdad eran cosas que me sentía imposibilitado a tolerar. Tenía, además, manías personales bastante misántropas. Cuando nos despedimos, puse una mano sobre su hombre de modo fraternal: él me miró y me dijo "No hagas eso, no me gusta". No sé si hirió mi orgullo o algo más, pero eso, aunado con pequeñas conversaciones que habíamos tenido al día siguiente por chat, me hicieron decidir cortar toda relación con él (o sea: borrarlo de msn y de facebook). Llegué a detestarlo, incluso, y durante bastante tiempo hablé de lo mal que el tipo me había caído por ese detalle.

Pese a ello, yo sabía, en el fondo, que había tenido una cita amistosa de ensueño. Hubo dos detalles que me hicieron (de nuevo, banalmente hablando) amarlo todavía más:

El primer momento fue cuando pasamos frente al aparador de una librería y a los dos nos brillaron los ojos ante la perspectiva de ciertos libros. Fue un momento precioso, donde nos dedicamos a hablar, en la calle, de cuánto amábamos leer. Pasé la prueba de fuego con honores, pues cuando me preguntó sobre mi libro favorito, fui sincero: 1984, de George Orwell. Incluso ahí he de decir que no todo fue miel para mí, pues me comentó sobre su costumbre de no terminar los libros: sólo leía lo que le interesaba de alguna novela o ensayo y la desechaba. Eso lastimó un poco mi amor por él.

Y el segundo fue después de la cita. Al llegar a casa, entré a Facebook. Él escribió (parafraseando):

¡Grata sorpresa la de [yo]! Excelente tarde, muy amena. Esperando otra igual.

Como dije, y aún con este mensaje tan halagador, nunca más volví a verlo. Y fue decisión mía, pues, en un acto de egolatría, decidí que alguien con los errores que él tenía no valía la pena como para otra cita.

Terminé mi movilidad y me fui de Guadalajara. Lo vi sólo un día, pero, pese a todo lo desagradable que decía que me resultó, sé que fue una tarde hermosa, de esas que pocas veces he tenido en la vida.

Meses después, y ya pasado aquel desplante de mamonería de mi parte, decidí buscarlo en internet, pero no lo encontré. Sólo recordaba su nombre, pues era muy peculiar, pero ni eso ni otros datos que pudieran llevarme a él me sirvieron para encontrarlo, ni siquiera en Facebook.

Hoy en la tarde he sentido una punzada: "Debería buscarlo y ver cómo está". He metido en Google su nombre, Tonatiuh, y "Guadalajara". Sabiendo que eso no sería suficiente en lo absoluto, decidí por una palabra más: "Coreano".

Lo encontré. Su nombre completo, que no lo recordaba, era Tonatiuh Olivares Medina.

Tonatiuh

Lamentablemente no encontré su perfil de Facebook o algo así: encontré una entrada de blog de un amigo suyo, rindiéndole respetos. Tonatiuh se suicidó el pasado 8 de julio. Su amigo menciona que por depresión.

Se me hizo un hoyo en el alma.

Escribo esto con todo mi respeto, amor y admiración por Tonatiuh. Lo conocí un solo un día y, de un modo platónico, lo amé muchísimo, demasiado. No sé cómo me duele tanto, pero lo hace, y quiero dejar una constancia en algún lugar de que, pese a todo el tiempo sin saber algo de él, nunca lo olvidé, ni a él ni a esa sonrisa tan enternecedora que me fascinó aquella tarde en Guadalajara. Un saludo, Tonatiuh. Disculpa el modo en que me comporté, y mis más sincero y humilde pésame a cualquier amigo o familiar que llegue a leer esto.

martes, 24 de enero de 2012

Tenemos que hablar de él

I

En el principio de We need to talk about Kevin (2011), Eva (Tilda Swinton) inicia una rutina que se siente destructiva. Su casa es modesta. Al salir a trabajar, ella encuentra que por la noche, mientras dormía, le han arrojado pintura roja a su hogar, manchando casi en su totalidad la fachada y su auto, también modesto. Durante la película, Eva intentará quitar por varios medios la mancha.

II

La depresión posparto es, como su nombre lo anuncia, una forma de depresión que se puede dar en ambos padres a partir del nacimiento de un hijo, aunque tradicionalmente se encuentra más asociado a la madre por ser esta la que, biológicamente, tiene una relación más íntima con el bebé.

Aunque clínicamente no existe total certeza del por qué de este trastorno en los padres, se deduce que en ello influyen factores como el súbito cambio hormonal y fisiológico propio del parto así como la perspectiva de una nueva vida llena de responsabilidades y limitaciones consecuentes a la llegada del bebé. Existe, no obstante, también la consideración de un sentimiento prematuro de culpa e incluso una suerte de "complejo de dios fallido", en la que los padres toman plena conciencia de su papel de creadores y de todas las posibilidades que este nuevo ser despliega, sintiendo la abrumadora carga de cada emoción futura de El Creado, así como del precio de sus acciones —sea económico o afectivo— y de sus aciertos y errores.

Se asoma, pues, una cuestión filosófica en el asunto de engendrar seres.

III

WNTTAK

Eva es una mujer salvaje. Vive bajo su propio poder, viajando por el mundo y disfrutando de lo que cada aspecto de éste le ofrece. No tiene miedo, pues es ella y sólo ella. Eventualmente conoce a Franklin (John C. Reilly) y encuentra en él un compañero de odiseas. En el cenit de sus días con Franklin, Eva queda encinta. Nueve meses después aparece Kevin.

IV

El tema de la maternidad/paternidad como analogía mortal de la divinidad creadora es el eje central de Frankenstein o El Moderno Prometeo, una de las novelas medulares de la literatura occidental. Su autora, Mary Shelley, vivió la maternidad como una maldición: huérfana de madre a los tres días de nacida, vivió una relación tortuosa con su madrastra hasta que huyó de su hogar con Percy Shelley, teniendo con él cuatro hijos y sobreviviéndoles sólo el último, muriendo los otros tres a edades muy tempranas.

En ella, Víctor Frankenstein, en su afán de destruir la mortalidad humana, crea un monstruo humanoide al que le da vida, horrorizándose de su obra al poco tiempo y abandonándola a su suerte, hasta que ésta, buscando el amor de padre que le ha negado, lo persigue a lo largo de kilómetros, atormentándolo con los asesinatos de sus seres más amados.

En el punto cumbre de la obra, El Creador y El Creado se encuentran. El Creado relata a El Creador sus pericias desde que lo abandonase. En cierto momento, El Creado le dice:

Soy un malvado porque soy un miserable. ¿No me odia y me desprecia la humanidad? Tú, mi creador, querrías destrozarme. Tenlo presente y dime por qué he de tener por los hombres una piedad que ellos no sienten por mí. Si pudieses despeñarme por uno de estos precipicios y destruir la obra de tus esfuerzos, lo harías sin considerarte asesino. ¿He de respetar a un hombre que me desprecia? Si el hombre es capaz de vivir conmigo en un trueque de bondades, en lugar de daños, le proporcionaré todos los favores que estén a mi alcance, derramando lágrimas de gratitud si las acepta. Mas esto es imposible: las sensaciones humanas son barreras insuperables para nuestra unión. Y la mía no será la sumisión del abyecto esclavo. He de vengar las injurias; si no puedo inspirar amor, inspiraré temor, especialmente a ti, el mayor de mis enemigos por ser mi creador. Tenlo presente: trabajaré por tu destrucción y no descansaré hasta que tu alma esté desesperada y hasta que maldigas la hora de mi nacimiento tu nacimiento.

V

La relación entre Eva y Kevin resulta insufrible. Ella no deja de reprocharle (consciente o inconscientemente) todo lo que ha perdido, y Él siente el desprecio. Lo de Eva no es gratuito, pues sabe que su sentir no es correcto y, en sus posibilidades, trata de acercarse a su hijo. La relación entre Kevin y Franklin, por otro lado, es diametralmente opuesta: Kevin se comporta como un niño tierno y vivaracho, y Franklin como padre ejemplar.

Kevin empieza a manifestar su desagrado por Eva de modo gradual: al principio con remedos y desprecios propios de un niño; después, atacando a Eva en donde más le duele. El más memorable de estos actos es la destrucción al monumento que Eva erige para honrar su vida pasada...

WNTTAK

Una ofensa que, al pasar los años, permanece intacta. Un nuevo monumento:

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VI

Pasan los años y Franklin y Eva dan a luz a Celia (Ashley Gerasimovich), hecho que genera más resentimiento en Kevin pero que da a Eva un respiro. Celia crece y se convierte en una niña amorosa, significando para Eva, por fin, su triunfo como madre.

VII

Con los años a cuestas, la relación entre Kevin y Eva madura. Han vivido separados por una incomprensión mutua que nunca logró acercarlos. Sin el cobijo materno Kevin toma su propio rumbo, al que arrastra, eventualmente, a muchas personas. Eva sólo puede verlo alejarse, bajando la mirada.

Kevin asesta una estocada final.

VIII

WNTTAK

Eva ha enmudecido. No habla por la boca, sino por los ojos. Su mirada, pese a estar apagada y marchita, temerosa de todo, dice muchísimo. Ya no es nada y sólo le queda sobrevivir de sí misma y de los demás. Vaga como un espectro, remedo de la mujer que era antes. No necesita estar con alguien. No lo desea.

Sobre todo, pasa los días recordando. Rememora su vida pasada, y no queda claro por qué lo hace: por el placer de los buenos recuerdos o por la búsqueda de motivos o culpas. O sólo por recordar, quizá.

En su último día, Eva recrea el nacimiento de Kevin. Intenta incluso convertirse en su esposo y porta su playera cual amuleto de la buena suerte. Recrea cierto tiempo en cierto espacio y, resignada, abre los brazos.

IX

Cuando todavía está lejos, su padre lo vio y sintió compasión de él. Corrió a su encuentro, y lo recibió con abrazos y besos. El hijo le dijo: 'Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo.' Pero el padre ordenó a sus criados: 'Saquen pronto la mejor ropa y vístanlo; pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el becerro más gordo y mátenlo. ¡Vamos a comer y a hacer fiesta! Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelvo a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado.' Y comenzaron a hacer fiesta.

San Lucas 15: 11-32



WNTTAK

We need to talk about Kevin
Reino Unido, Estados Unidos; 2011
Director: Lynne Ramsay
Protagonistas: Tilda Swinton, John C. Reilly, Jasper Newell, Ezra Miller, Ashley Gerasimovich

domingo, 22 de enero de 2012

La gente que vive con su madre

Uno puede vivir toda la vida en la misma casa en la que habita el padre. Se da por hecho para los demás, inconscientemente, que vivir con el padre es como vivir con un amigo o incluso un camarada de negocios (en caso de ser varón) o que se vive con él tanto porque aun no se encuentra al propio hombre para vivir o, en otro caso, para cuidarlo, no para depender de él (en cuanto a la mujer).

Vivir con la madre, sólo con ella, es algo muy distinto.

Un hombre que vive con su madre pasando la edad de los 28 —y, siendo muy permisivo, de los 30— años suele tener ya un aura de fracasado laboral e incluso intelectual. Se le suele asociar también con la homosexualidad y con otro tipo de fracaso: el hombre que no es hombre, únicamente "un remedo de..." y que, al no seguir el patrón natural de vida del varón (casarse con una mujer y tener hijos), no tiene otra opción que vivir en una infancia perenne, invirtiéndose los papeles en los últimos días de la madre y convirtiéndose esta última, ya muy anciana o muy enferma, en la que necesitará el cuidado del hijo castrado.

Una mujer que vive con su madre pasando los 30 años (e incluso un poco más, pues con las mujeres suele haber cierta consideración impropia en el hombre) pasa eventualmente a convertirse en una "quedada": alguien que nunca consigue un hombre con quién casarse y de la que se deduce, por ello, incompetente en lo sensual y sexualmente femenino. Se le aprecia con lástima, pues su incapacidad para explotar sus cualidades femeninas —la belleza física, la actitud sumisa a los deseos del hombre o sus habilidades nulas en cuestiones del hogar— la colocan en un nivel inferior al de la mujer realizada, que está casada y tiene hijos. Existe el caso excepcional de la madre soltera que vive con su progenitora por la necesidad de estar con alguien que la ayude económica y afectivamente con su hijo, y aun ella no está exenta de cargar con muchos de los estigmas.

Estos prejuicios se suponen arcaicos y en desuso: ni la homosexualidad se ve ya como el fracaso de la realización adulta ni el matrimonio se supone el fin máximo la vida humana.

jueves, 19 de enero de 2012

Cuentos para el recuerdo

De entre las curiosidades de Jorge Luis Borges, una de las más famosas es la de su trabajo en El Hogar, publicación argentina cuyo símil contemporáneo sería, por dar un ejemplo vago, Cosmopolitan. Durante su colaboración en la revista —la cual duró más de 20 años—, Borges tuvo a su cargo la sección de "Libros y autores extranjeros", aunque dicha enmienda duró sólo tres años, de 1936 a 1939.

Borges
Jorge Luis Borges

El 26 de julio de 1935, en una sección de la revista titulada "Un cuento, joya de la literatura", Borges publicó una lista de 10 cuentos que le parecían memorables, eligiendo Donde su fuego nunca se apaga (Where their fire is not quenched) como el más memorable de ellos, "en gracia de su poca notoriedad y su valor indudable"; y mencionando, además, a dos autores de los que no elige obra en particular: el Infante don Juan Manuel y O'Henry.

Es a partir de esa lista que la editorial Punto de lectura publica la antología Cuentos memorables según Jorge Luis Borges, reuniendo la decena de historias que el literato mencionara directamente en aquella ocasión y un cuento de cada uno de los autores nombrados, siendo uno reescrito por Borges en Historia universal de la infamia como El brujo postergado y el otro mencionado en su Introducción a la literatura americana. La recopilación utiliza traducciones que el propio Borges realizara de cada obra o, de no existir, se seleccionan las referidas por él, utilizando las traducciones ajenas más famosas de no haber ni lo uno ni lo otro.

Los cuentos son:

  • Donde su fuego nunca se apaga (Where their fire is not quenched), de May Sinclair
  • El corazón de las tinieblas (Hearth of Darkness), de Joseph Conrad
  • El jardinero (The gardener), de Rudyard Kipling
  • El dios de los gongs (The god of the gongs), de Gilbert Keith Chesterton
  • Historia de Abdula, el mendigo ciego, incluido en Las mil y una noches
  • De lo que ocurrió a un deán de Santiago con don Illán, el gran mago que vivía en Toledo, del Infante don Juan Manuel
Y los cinco que conmino especialmente a leer, sea por su brevedad —algo que, en los cuentos, considero una virtud— o por su calidad literaria, sin desmerecer a los antes mencionados:
  • La pata de mono (The monkey's paw), de William Wymark Jacobs

La fuente de aquel recordado capítulo de Halloween de Los Simpson en el cual Homero se hace de la misma extremidad de animal, la cual concede deseos. Muy corto en comparación con los demás, La pata de mono es una sucesión de hechos desencadenados a partir de un deseo realizado, la cual desemboca en un momento escalofriante y de suspense puro, un punto de absoluta incertidumbre que corona magníficamente el desenlace. Una reiteración del peligro que conlleva la posesión del poder que concede los anhelos más profundos.

  • Bola de sebo (Boule de suif), de Guy de Maupassant

Aunque la cuestión ética y la moraleja son evidentes, el relato tiene una candidez y una inteligencia que se sobreponen a cualquier intención evangelizadora. Encanta por la elocuencia del narrador y por la construcción de sus personjes: nobles y prostitutas conviviendo en una situación desesperada y, como se dice coloquialmente en México, cada cual "sacando el cobre" según la situación.

  • El cuento más hermoso del mundo (The finest story in the world), de Rudyard Kipling

Al igual que todos los hombres, Rudyard Kipling fue muchos hombres —el caballero inglés, el imperialista, el bibliógrafo, el interlocutor de soldados y de montañas—; pero ninguno con más convicción que el artífice. El craftsman, para decirlo con la misma palabra a la que volvió siempre su pluma.
—Jorge Luis Borges, El Hogar (1937)

Maravilloso tratado sobre el proceso de inspiración y sus pormenores, considerando cuestiones como la edad, el acervo, la memoria e incluso el amor. Kipling, históricamente reconocido como el autor de El libro de la selva, ofrece una odisea en el camino a la culminación de la que, según se promete, sería la mejor historia jamás escrita por algún mortal.

  • Los expulsados de Poker-Flat (Outcasts of Poker-Flat), de Francis Bret Harte

Bret Harte comparte una facultad con Chesterton y con Stevenson: la invención (y la enérgica fijación) de memorables rasgos visuales.
—Jorge Luis Borges, Bocetos californianos
Parecido a Bola de sebo, Harte cuenta el destino de los desterrados por fuerzas mayores. Hermoso relato sobre el destino y la imposibilidad del último día, así como de la importancia de quienes nos rodean. Harte oficia una historia en la que cada personaje se vuelve entrañable, dejando fluir de ellos su aspecto más humano y conmovedor, contando con un momento final digno de lágrimas.

  • El escarabajo de oro (The gold bug), de Edgar Allan Poe

La literatura es inconcebible sin Whitman y Poe.
—Jorge Luis Borges, prólogo a Cuentos, en su Biblioteca Personal
De los 12 relatos era el único que había leído previamente. Saliéndose de la tónica acostumbrada de las historias de Poe, en esta ocasión se presenta una historia de lógica y de investigación, aunque sin el aspecto policíaco de las historias de Auguste Dupin. Ambientada en los pantanos del sur de Estados Unidos, es un monumento a la metodología científica de investigación y al raciocinio, teniendo la sobresaliente capacidad de darle un ritmo y una atmósfera a todo que no cae en el tedio, manteniendo al lector en vilo a lo largo de toda la narración e, incluso, invitándolo en cierto momento a resolver el misterio a la par de los protagonistas.

Cuentos memorables según Borges resulta una reunión nutrida y prácticamente universal de relatos cortos (y algunos no tanto). La selección del argentino, basada en la comunión entre lo crítico y lo predilecto, es bastante amena en consideración de su propia obra y, ante todo, muy entretenida. Una invitación para explorar el trabajo de cada autor seleccionado y, además, un punto de partida considerable para ampliar el acervo literario.


Cuentos memorables

Cuentos memorables según Jorge Luis Borges
Autor: varios
Editorial: Punto de lectura

sábado, 7 de enero de 2012

Mis películas del 2011

Mis 10 películas del 2011. Las que más me hicieron reír, llorar o soñar.

10

10.- Des hommes et des dieux // De dioses y hombres (2010), de Xavier Beauvois

Basada en una historia real, la odisea que un grupo de religiosos debe encarar al vivir en zona de guerra y cómo su simple estadía, que responde al servicio de su religión, pone en riesgo su vida. Con las respectivas distancias, una situación con la que me identifiqué e identifiqué a muchas personas que quiero. Conmovedora y bastante trágica.

09

09.- The tree of life (2011), de Terrence Malick

De ella hablé algo acá.

08

08.- Harry Potter & the deathly hallows pt. 2 (2011), de David Yates

Por nostalgia: porque crecí con la saga; por fanatismo: porque me apasioné en su momento por los libros de Rowling como nunca lo había hecho; y, finalmente, por amor. Una película que cumple su función de manera digna, y la despedida de una historia que, para agrado o repulsión de muchos, estuvo ahí durante una década completa. Un placer.

07

07.- Copie conforme // Copia fiel (2010), de Abbas Kiarostami

Recomendación de Paxton Hernández. Aunque no soy mucho de este cine, creo que pude digerirla lo suficiente para conmoverme y dejarme llevar por el juego de los protagonistas (y de una grandísima Juliette Binoche, que si no te apabulla con tu belleza lo hace con su lengua), una suerte de trama laberíntica en la que no sabes si caes en corredor o callejón.

06

06.- Karigurashi no Arietti // Arriety y el mundo de los diminutos (2010), de Hiromasa Yonebayashi

Aunque Hayao Miyazaki es quien siempre suele dar la nota alta en Ghibli (con la excepción de la magnífica Hotaru no haka), Arietti es muy recomendable. Lo que más resaltará de ella es, irónicamente, el que sea una película discreta, moderada.

05

05.- Kung fu panda 2 (2011), de Yennifer Yuh

Me alegra que Dreamworks esté mejorando sus productos y, por alguna razón, me alegra ver que este año hizo una película mejor que Pixar –Cars 2 debe ser la peor película que han hecho–. Aunque sigue cometiendo algunas faltas de la primera parte, como un derroche de secundarios totalmente desperdiciados, Kung Fu Panda 2 es un festín de acción y comedia. Vaya, hasta el doblaje me gustó.

04

04.- Rise of the planet of the apes (2011), de Rupert Wyatt

No había mucho que esperar de esto: un producto al servicio de la explotación cinematográfica por lo general no conlleva pasión. El resultado estuvo muy por encima de la media: no sólo se palpa un esfuerzo por llevar película (y la franquicia) a nuevas audiencias de un modo inteligente y sagaz, sino que aparece en escena Andy Serkis, actor que se está forjando un legado en la actuación por captura de movimiento. Para muchos, firme candidato a Oscar como mejor actor.

03

03.- L'illusionniste // El ilusionista (2010), de Sylvain Chomet

Siendo Les triplettes de Bellevile una película encantadora, no podía dejar pasar L’illusionniste, el segundo largometraje de Sylvain Chomet. Aunque visualmente no tiene el mismo impacto que su predecesora, su historia resulta tan humana –y lo digo como mera cualidad, no propiamente como una virtud– que, al final, no puedes evitar cierto vacío y desesperanza por el desenlace de sus protagonistas. Amé su sentido del humor, por cierto.

02

02.- Melancholia (2011), de Lars Von Trier

Sumamente sobrecogedora, Melancholia me atrajo en un principio por su planteamiento aparentemente propio de la ciencia ficción (un planeta, Melancholia, se dirige directamente a la tierra) y me terminó encantando por su galería de personajes decadentes. El mérito mayor, creo, se lo lleva Charlotte Gainsbourg, que tiene otro desplante de poder actoral a manos de Lars Von Trier tras Antichrist.

01

1.- Lung Boonmee raleuk chat // El tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas (2010), de Apichatpong Weerasethaku

Durante el visionado, a medida que pasaban los minutos, dos obras zumbaban insistentemente en mi cabeza: Pedro Páramo, la icónica novela de Juan Rulfo, y Tonari no Totoro, de Hayao Miyazaki. Evidentemente, motivos había para que El tío Boonmee... remembrara con tanta fuerza a los mencionados

La película, dirigida por Apichatpong Weerasethakul -a quien sólo le conozco su anterior filme, Tropical Malady, una película de temática gay- y ganadora de la Palma de Oro en Cannes 2010, es una suerte de convergencia de varios tiempos, espacios y seres y su relación con la naturaleza y con las criaturas que lo habitan, algunas fuera de lo cotidiano. Aun con una historia central (las remembranzas del tío Boonme), la película se desdobla en pequeñas historias anecdóticas o incluso autónomas -he ahí la súbita aparición de la carávana de la princesa-, todas de ellas orbitando alrededor de lo mismo y complementando, a su modo, el relato principal.
Su fotografía, las locaciones y especialmente las actuaciones son vitales para la atmósfera, llegando algunas veces a hacerlo pasar incluso como documental o como una película al uso. De lejos, mi favorita del 2011. Y con la escena favorito de sexo entre un ser humano y un animal, además.

lunes, 2 de enero de 2012

Mis libros de 2011

El año pasado puse por primera vez mi top de los 10 libros que más me habían gustado del 2010 y repito acá la temática. No son libros que se publicasen este año, ya que no suelo estar nunca al corriente de los nuevos lanzamientos (al menos que sea un éxito comercial, como Harry Potter), así que igual viene alguna obra vieja pero que me pareciera de importancia. Pasemos, pues.

10.- Diario - Ana Frank

Un libro reglamentario, o al menos eso se dice. En momentos me resultaba bastante detestable, y supongo que es lo correcto: a final de cuentas, es un libro escrito por una niña en una situación poco humana. Detestable, aclaro, por la óptica y el criterio que Ana Frank solía aplicar dada la situación lamentable; pero, como dije, creo que así debe ser: su grandeza no reside en su calidad novelezca (que la tiene), sino en su papel testimonial y anecdótico.

Libro

09.- Seres fabulosos de la mitología - Joseph M. Walker

Lo encontré por casualidad en una librería Gonvill y fue otro amor a primera vista. Más rico en cantidad que el manual que Borges publicara en su día, se ahoga en momentos en criaturas innecesarias, todo producto de un criterio de consideración que es más flexible que el del autor argentino u otros escritores con obras similares.

Libro

08.- El sueño del celta - Mario Vargas Llosa

Con la euforia del premio Nobel dado a Vargas Llosa en el 2010, decidí leer por primera vez algo de él, así que me fui directamente con su última obra. El sueño del celta es la historia novelada de Roger Casement, diplomático irlandés de importancia crucial en la denuncia de los abusos de los imperios europeos en África y sudamérica, especialmente en Perú, hogar de Vargas Llosa. Un libro que me encantó no sólo por su narrativa, fluida y dinámica, sino también, y esto en un desplante de banalidad personal, por el manejo de la homosexualidad del protagonista de parte de Vargas Llosa, magnificando los problemas exteriores de Casement con sus demonios interiores.

Libro

07.- Leonora - Elena Poniatowska

Novela que retrata la vida de Leonora Carrington, gran pintora surrealista inglesa que radicó en México desde 1942 y que falleció en mayo de 2011. Es la primera obra que leo de Poniatowska y, aún sin saber si ha sido por su pluma o por su protagonista, he quedado fascinado. Mención especial a su presentación, de esas de amor (y qué amor) a primera vista.

06.- El laberinto de la soledad - Octavio Paz

Sin nada qué decir que no se haya dicho ya. Como 1984, fue de esas obras que, literalmente, me cambiaron la visión del mundo, y que igual debí haber leído hace algunos años. Ante los tiempos tan turbios del país, por decir lo menos, son necesarias este tipo de lecturas.

Libro

05.- 1Q84 - Haruki Murakami

Publicado en México por Tusquets como dos libros (originalmente son tres), la obra más grande y ambiciosa de Haruki Murakami no necesariamente es la mejor, en especial en su recta final, el tercer libro. En cualquier caso, es la novela del japonés a la que más cariño le he tomado.

Libro

04.- Juego de tronos - George R. R. Martin

Aún no lo termino de leer, pero de las veces que me ha arrancado el aliento siento que debería incluirlo aquí. Dada la recomendación de Humbet C Christopher y con la cantidad de alabanzas de la serie de televisión a la que se ha adaptado, me hice de la edición de Plaza Janés, la cual aprovecha el tirón mediático de la serie de TV y pone a Sean Bean en la portada, en su papel de Eddard Stark, el protagonista principal. Con un entramado de intrigas que mantiene la tensión a cada paso, Canción de hielo y fuego, la serie a la que pertenece este primer libro, bien podría ser mi nueva adicción literaria. Un encanto.

Libro

03.- El cementerio sin lápidas y otras historias negras - Neil Gaiman

La gente de Roca Editorial, encargados también de la publicación de El libro del cementerio, creyó que M is for magic no se vería tan atractivo traducido de modo literal, así que decidieron darle el título ya mencionado. Un cúmulo de cuentos del señor Gaiman, destilando el estilo clásico del autor y que, aunque son del género fantástico, se mueven bajo distintas temáticas.

Libro

02.- Cuentos completos - Jorge Luis Borges

De editorial Lumos, un libro con los cuentos de Historia universal de la infamia, Ficciones, El Aleph, El informe de Brodie, El libro de arena y La memoria de Shakespeare. Ignoro si existía ya un recopilatorio de la obra de Borges y cuál es su calidad, pero éste me parece maravilloso y con una presentación elegante y pulcra, aunque tengo la sensación que mucha gente no lo considera así. El libro que más releí en el año.

Libro

01.- El cuaderno dorado - Doris Lessing

Autora ganadora del Nobel 2007, El cuaderno dorado era una lectura pendiente desde entonces, con la insistencia de un amigo de hincarle el diente a esta obra en específico. Es una novela sumamente pesada tanto en estructura (cinco historias en paralelo) como en temática, cargada de matices y sentimientos sobrecogedores, todo impregnado de melancolía. Leerlo me pareció, ante todo, un triunfo.