martes, 27 de mayo de 2014

Días que fueron y no serán

Dofp

No creo que X-Men: Days of future past (2014) "arregle" la saga cinematográfica en el sentido del que todos hablan, pues arreglarla implicaría hacer funcionar los viejos elementos de ésta o darle sentido y coherencia a lo ya establecido. El asunto es más una cuestión de borrón y cuenta nueva a conveniencia, en la que, sí, se mantienen ciertos lineamientos básicos, pero para cualquier persona que analice a fondo la situación de la franquicia (películas en solitario de Wolverine de por medio), verá que lo que ha hecho la nueva entrega cinematográfica de Bryan Singer es un cúmulo de contradicciones y hoyos argumentales que, pese a todo, se sostiene con solvencia en lo elemental.

Fuera de ello, y habiéndolo señalado más como un detalle que como una queja, me es imposible, como fan de los mutantes, hablar mal de Días del futuro pasado, pues en ella convergen varios elementos que me fascinan: por un lado, el mero hecho de ser una película de superhéroes me pone indulgente ante la situación, una debilidad de la que nunca he renegado, pues prefiero disfrutar antes de amargarme la experiencia; un elenco inmenso en cantidad y calidad, por otro lado, que se disfruta tanto por ser el encuentro de la vieja saga cinematográfica como por su calidad actoral per se, aún con una cantidad considerable de personajes desaprovechados, y, finalmente, el regreso de Bryan Singer a la silla en la filmografía mutante, noticia que para el cinéfilo promedio no debería tener significado especial, pero para los que disfrutamos los inicios de la franquicia en cine dice mucho.

La historia es una adaptación de una de las más famosas historias de los mutantes (cuya portada, por cierto, es considerada como la más homenajeada y parodiada en la historia de los cómics) en la que, en un futuro dominado casi en su totalidad por centinelas, los X-Men sobrevivientes deciden mandar al pasado a uno de sus integrantes y evitar el asesinato de un funcionario político que desatará una ola de odio antimutante. En el caso de la película, el elegido para viajar al pasado es Wolverine (Hugh Jackman), quien, instruido por los viejos Charles Xaver (Patrick Stewart) y Magneto (Ian McKellen) y ayudado por Kitty Pryde (Ellen Page) en el proceso de "traslado de conciencia", despertará en su cuerpo en los años 70 y buscará a los jóvenes Xavier (James McAvoy) y Magneto (Michael Fassbender), todo para detener el asesinato de Bolivar Trask (Peter Dinklage), creador de los centinelas, a manos de la mortífera Mystique (Jennifer Lawrence).

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Recordando al movimiento de J. J. Abrams en Star Trek (2009), Singer aprovecha el pretexto para reescribir algunas cosas de la vieja trilogía, no sin dejar los sendos hoyos argumentales y de coherencia ya mencionados. En todo caso, la tolerancia al respecto ha sido casi unánime, pues permite deshacer malas decisiones argumentales, especialmente en X-Men: The last stand (2006), y da espacio a alguna posible continuación de la vieja trilogía, o bien, a su cierre de modo decoroso y hasta emotivo. El desarrollo de ambas historias durante la cinta es equilibrado, dejando al futuro para escenas de acción, bien ejecutadas y con despliegue apantallante de efectos, y el presente para desarrollar a los jóvenes personajes y el conflicto nuclear. De la línea temporal iniciada en X-Men: First class (2011), por otro lado, aún quedaría mucho que decir, y entre cierta escena postcréditos y ciertos guiños a nuevos mutante y situaciones, se ve que hay un plan a largo plazo para más películas.

Sus problemas, en todo caso, me parece que son mínimos y tienen que ver con lo habitual en elencos grandes, donde siempre hay personajes que quedan como mera decoración. En este caso quedan de lado dos de los personajes que, se supone, serían básicos en la historia: Mystique, intepretada por Jennifer Lawrence y que desde la película anterior resultaba un personaje sin brillo ni personalidad (y muy distinto de su contraparte del cómic, donde es una asesina despiadada) y Bolivar Trask, interpretado por Peter Dinklage (en boca de todos por su papel como Tyrion Lannister en la serie Game of thrones), cuyo personaje, que se supone el enemigo central, parece que nunca termina de despegar y se queda en meros retazos de algo que pudo ser (¿un Mengele antimutantes?) y en ocasiones es sólo anecdótico. Ambos personajes pasan de estar involucrados con el McGuffin a ser parte de él, volviéndose tan trascendental como éste. Quien mejor sale parado es, de lejos, Evan Peters como Peter Maximoff: vapuleado en primeras imágenes del personaje por lo “ridículo” de su look, logra un personaje carismático y atractivo, con la mejor escena de acción de la película (tanto por su despliegue técnico como por su irreverencia) y que, confirmación mediante, volverá para la secuela.

Hablar de qué hace grande la última película de los Hombres X sería hablar desde el corazón del fan, pero me parece que, más allá de las habituales quejas sobre fidelidad al cómic, hay poco que se le pueda criticar negativamente (y con fundamentos) a la cinta. Si bien la proeza de desarrollar un guión en el que convergieran cuatro películas previas no es perfecta en los detalles (y, como mencione, deja varias cuestiones argumentales flotando), en lo general resulta un logro no tanto cinematográfico, sino de amor a la franquicia.

 Dofp
X-Men: Days of future past
Estados Unidos, Reino Unido: 2014
Director: Bryan Singer
Proatagonistas: Hugh Jackman, James McAvoy, Michael Fassbender, Patrick Stewart, Ian McKellen, Jennifer Lawrence