viernes, 23 de enero de 2015

Las singularidades de Spider-Verse


Spider-Verse, el evento Marvel en el que todas las versiones de Spider-Man de distintos medios a lo largo de su historia (repito: TODAS) se unen para combatir un mal interdimensional, es un oasis en medio de tantos "megaeventos" tanto de Marvel como DC: en lugar de inflarse a base de publicidad efectista y decisiones editoriales burdas, Spider-Verse se construyó. Y permitan la ñoñez: se construyó con mucho cuidado, con mucha atención al detalle, con mucha inteligencia y con muchísimo amor. Sienta un precedente importante no sólo sobre cómo hacer megaeventos, sino cómo abordar los historias de superhéroes a gran escala sin perder la candidez primigenia del género (especialmente tratándose de personajes tan queridos como Spider-Man).

De su última contribución, The Amazing Spider-Man #13, rescato la siguiente página:

Spider-Verse
Click para ver más grande.

Lo oportuna que resulta (dada la historia) le quita cualquier cursilería o ridiculez moralizante: una preocupación genuina, me parece ("Somos especiales, todos, de alguna manera, cada quien con su modo de ser..."). Sin embargo, encuentro una segunda lectura: la de la diversidad humana en la cultura pop, especialmente en un campo tan anquilosado como el de cómics estadounidense de superhéroes que, para muchos, es "el comic" por antonomasia. Con el personaje principal promedio siendo un hombre joven blanco estadounidense, sigue siendo inusual la representación de cualquier característica distinta, cayendo muchas veces en intentos penosos. Ha habido logros bastante llamativos al respecto en los últimos años, sobre todo con Marvel Comics —hablando de cómics de superhéroes mainstream, claro—, pero hay varias cosas por cambiar si queremos representación justa y libre de estereotipos y prejuicios en la cultura pop, algo deseable dado el poder de ésta en el colectivo imaginario de la sociedad.

Otro enfoque más acorde a este momento de ebullición cinematográfica y televisiva de los superhéroes es el de las diferencias con el material fuente al momento de adaptar un cómic y, más aún, de la apropiación del espectador: ¿por qué creer que hay un personaje "correcto" y sus distintas adaptaciones no lo son? ¿Por qué creer que hay un personaje o una historia canónica y "oficial" y todo lo demás no tiene ningún valor? Este tipo de ideas es justo lo que genera discriminación entre la comunidad geek (whatever that means), apestando a mujeres y fanáticos jóvenes con actitudes que suelen desbordar agresividad.

En este mundo donde se pone el grito en el cielo por cosas como Idris Elba representando a un personaje mitológico tradicionalmente blanco o Michael B. Jordan representando a un personaje originalmente rubio, lo que más necesitamos es personajes como Miles Morales, Spider-Gwen o Pavitr Prabhakar: personajes en los que todos podamos identificarnos, de los que seamos libres de apropiarnos y, sobre todo, a los que podamos sentir cercanos, posibles y dignos de elogiar.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Centro de gravedad

Interstellar

Me acerqué a Interstellar (Christopher Nolan, 2014) esperando algo que me impactara y me dejara la boca abierta por tres razones: soy muy impresionable, soy fan de las space opera y el trabajo de Nolan hasta el momento me ha fascinado. No encontré Gravity particularmente sobresaliente (y disculparán la mención, pero, así como con 2001..., creo que serán inevitables un par de comparaciones con otras obras del género) y esperaba que esta fuera MI película de sci-fi que me volara la cabeza, que me maravillara de los viajes especiales o que marcara a mi generación. No lo hizo, ciertamente, aunque tampoco me dejó indiferente.

En un mundo donde una plaga ha acabado con casi todas las cosechas (ya sólo existe el maíz, de hecho) y ha cambiado al planeta de tal modo que las tormentas de arena son una constante mundial, Cooper (Matthew McConaughey), un piloto e ingeniero convertido a la fuerza en agricultor dado el estado del mundo, se ve envuelto en un plan de salvación humana que involucra a su hija Murphy (McKenzie Foy/Jessica Chastain), un antiguo profesor universitario, Brand (Michael Caine) y la hija de éste, sólo mencionada por el apellido de su padre, Brand (Anne Hathaway). El plan consiste en el aprovechamiento de un agujero de gusano que misteriosamente apareció hace décadas cerca de Saturno, el cual los llevaría a un sistema planetario al otro lado de la galaxia con planetas potencialmente habitables para toda la humanidad. Cooper y Brand (hija) deberán viajar junto con una tripulación de otros dos a través del agujero de gusano y encontrarse con un grupo de astronautas enviados hace años para explorar los planetas con potencial habitable, para finalmente decidir cómo efectuar el plan de salvación humana. La película girará en torno a dos historias paralelas: la del viaje interestelar y la de la mencionada Murphy, quien, junto con el profesor Brand, pasará años intentando salvar a la humanidad desde su trinchera, comunicándose con la misión interestelar y experimentando desfases temporales con ésta a causa de la naturaleza de su viaje.

De ello, se desprenden tres tonos en Interstellar: el de ciencia ficción "dura", con Cooper y su tripulación viajando; el de historia de fin del mundo, con Murphy y la restante familia de Cooper sufriendo el deterioro progresivo del planeta; y el emotivo y sentimental, que se desarrolla con la relación entre los personajes de los dos tonos anteriores: entre Murphy y su hermano con Cooper y entre el profesor Brand y su hija.

El primer tono resulta el más sobresaliente en ejecución, aún con ciertas fallas. No sólo es el pretexto para el despliegue visual más impactante de la película (la entrada al agujero de gusano, el hoyo negro supermasivo y sus efectos luminosos, los distintos planetas que visitan durante el viaje interestelar...), sino también para los peores diálogos de la película: más allá de explicaciones sobreexpuestas entre científicos que no necesitan dichas explicaciones (y que obviamente van más dirigidas al espectador), hay un intento desesperado por darle un aire romántico al viaje espacial, lo que da situaciones y diálogos tan cursis y ñoños que dan pena. El intento de adición de un factor sentimental al viaje no resulta penoso en sí (el mismo 2001... maneja un tono parecido), pero, en el caso de Interstellar, la sutileza al respecto es tan poca que resulta fuera de contexto: mientras que la premisa y lógica interna de la película establece que toda la tripulación (excepto Cooper) son científicos de alto grado, con años dedicados a la preparación de esta misión, al momento de llevarla a cabo la mayoría parecen personajes fuera de género, con frases como "el amor es lo único que trasciende el tiempo y el espacio" o tomas de decisiones que obedecen más a caprichos amorosos que a pragmatismo. Incluso intentando justificar este tipo de decisiones con el dilema de "Planeación contra ejecución", este tipo de cosas fuera de contexto y parecen responder más a una necesidad de crear conflictos dramáticos en donde no hay necesidad de ellos.

Interstellar

La historia de Murphy y el profesor Brand, por otro lado, transcurre paralela a la de Cooper, Brand y compañía. Por un lado, Michael Caine desarrolla un personaje que desde el principio parece tener cierta demencia senil: de nuevo, en pos de darle un aire romántico al personaje, el profesor Brand repite ad nauseam un mismo poema que, en un giro digno de telenovela, será lo último que responda en su lecho de muerte, en lugar de responder a cuestiones vitales sobre la misión interestelar. Murphy, por otro lado, es también un personaje con ciertas incoherencias: alejada del seno familiar motivada por un desprecio infantil al padre, convenientemente mostrará un afecto inusitado no sólo a su hermano y la familia de éste, sino también a su padre.

Finalmente, es en la relación entre las personas en la Tierra y los viajeros que pretende centrarse el drama central, especialmente entre Cooper y su familia. Aquí es donde se hacen evidentes ciertas incoherencias no sólo con las pretensiones científicas de la película —pese a ser ficción científica, es evidente la adopción de la mayoría de las reglas y teorías científicas sobre el viaje especial, algo que la misma promoción de la película ha recalcado varias veces—, sino algunas de lógica interna. Las más notables tienen que ver con los conflictos de relatividad temporal y la comunicación entre planetas y naves pese a ellos (y en los que no ahondaré más para no caer en spoilers), así como el comportamiento del hoyo negro supermasivo presente en gran parte de la película, el cual toma tintes fantásticos en el clímax de la película y parecen ser más otro elemento torcido para servir al dramatismo cursi de la película que un verdadero fenómeno espacial.

(SPOILERS EN EL SIGUIENTE PÁRRAFO)

Sin embargo, para mí el mayor problema de la película es la ausencia de un elenco de personajes completo e interesante en lugar de convertir a uno de ellos (Cooper) en el centro absoluto y eje de todo. Esto no sólo habla de la incapacidad de los guionistas de no crear personajes rémora que parasiten al personaje principal  —mención especial  Brand y Murphy, las únicas dos mujeres "fuertes" en el filme y que no tienen otro propósito más que seguir las órdenes de Cooper o vivir esclavizadas mental y sentimentalmente a él—, sino que además elimina toda incertidumbre o supuesto misterio de la película: la fuerza descomunal aplicada al personaje de Matthew McConaughey lo convierte invariablemente en causa y consecuencia de todo lo que pasa en la película, pues desde el principio se le otorga este aire cuasimesiánico y hasta profético. El gran misterio no es saber qué o quién es esta anomalía en la habitación de Murphy que enciende la película, sino saber cómo es que Cooper se convertirá en ella, pues, con la omnipotencia que se le da al personaje desde el principio, no es muy difícil deducir que él está detrás de todo: él es esa misteriosa mano que aparece de la nada y sin motivo quiere tocar a Brand; él es el misterioso fantasma que, por alguna razón desconocida (para los personajes), le dice "QUÉDATE". La contribución viene también gracias al personaje de Murphy, quien, sin mucha coherencia con el personaje, súbitamente convierte a su personaje en una especie de santo que soluciona todo, en la llave y la solución de todos los problemas.

(FIN DE LOS SPOILERS)

Interstellar

Tampoco es que Interstellar no tenga aciertos, aunque casi todos vienen de su apartado técnico y de su score, compuesto por el asiduo de Nolan, Hans Zimmer. Visualmente tiene escenas increíbles (la entrada al agujero de gusano, la llegada al nuevo sistema planetario, el planeta frío...), además de jugar con el montaje y tomas que asemejan a grabaciones del despegue de archivo de la NASA. Sin embargo, mi elemento favorito fueron los robots CASE y TARS: con un diseño que homenajea al monolito de 2001..., su capacidad de adaptación y funcionamiento es ingeniosa —¿alguien había propuesto un funcionamiento mecánico así antes?—, además de resultar personajes más coherentes y divertidos que los personajes humanos. Como apunte muy personal, y pese a todo lo dicho arriba, la encontré más entretenida que Gravity; mientras que la de Cuarón se enfoca más en la introspección del ser y la realización de su nimiedad en el universo, Interstellar habla del atrevimiento de ir más allá, de conquistar la noche y de la aventura inherente a la exploración y el descubrimiento.

Interstellar, en conclusión, me parece una película que vale la pena verse, incluso con sus fallos. Su fascinación sobre lo desconocido y lo que hay más allá resulta incluso inspirador en el fondo, y en ese sentido, en uno muy subjetivo y personal, puede considerarse junto a los mejores clásicos del género de aventuras: lo que hay allá afuera nos hace tan pequeños como lo dejemos y puede maravillarnos tanto como lo deseemos.


Interstellar
Interstellar
Estados Unidos, Reino Unido: 2014
Director: Christopher Nolan
Protagonistas: Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Jessica Chastain, Michael Caine

lunes, 27 de octubre de 2014

Monstruos comecarne

Tokyo ghoul

Acorde al espíritu de las fechas, recomiendo una de mis series favoritas del verano. Terror, acción y gore, Tokyo ghoul me pareció una obra bastante llamativa y con personajes interesantes, además de una calidad de animación bastante buena.

Tokyo ghoul muestra la transformación de Ken Kaneki, un joven de 19 años, en un ser híbrido entre ghoul y humano: tras tener una cita con Rize Kamishiro y acompañarla a su casa ya de noche (dadas las noticias sobre apariciones de ghouls en la ciudad pero, sobre todo, como un gesto caballeroso que deja asomar intereses sexuales), Kaneki es atacado por la misma Rize, que resulta ser un ghoul. Buscando comérselo, Rize azota a Kaneki con sus extremidades ghoul (llamadas kagune), arrojándolo al final a un terreno en construcción con suma violencia y sangre de por medio. Finalmente, a punto de comérselo, varias vigas caen atravesando mortalmente a Kaneki y matando a Rize. La sorpresa para Kaneki vendrá al despertar horas después en un hospital: tras intentar salvarlos a él y a Rize -ella, al igual que todos los ghouls, puede verse perfectamente como humana a voluntad-, el doctor en turno decidió que, dada la muerte de Rize y la agonía de Kaneki, trasplantaría órganos de la primera al segundo, lo que le permite seguir viviendo pero inicia con la maldición: Kaneki eventualmente comenzará a ser invadido por un hambre atroz y, a la vez, desarrollará asco por la carne de animales, vegetales, frutas y cualquier comida "normal". Al punto de la demencia y solo en su casa -es huérfano-, una espectral aparición le dará la noticia: es un ghoul y necesita comer carne humana. La aparición, por otro lado, no es otra que la propia Rize, quien, de algún modo, ha logrado colarse a su conciencia a través de sus órganos.

Tokyo ghoul

El conflicto principal de Tokyo ghoul tiene que ver con la transformación de Kaneki y su reacción ante ello: de pasar primero al horror de descubrirse mitad monstruo, con hambre incontrolable por comer humanos, el protagonista posteriormente acepta su estado gracias a la intrusión de Touka Kirishima, una chica ghoul que sorprende a Kaneki resistiéndose a comer carne, y Yoshimura, un anciano ghoul que se dedica a ayudar a ghouls en problemas y darles un modo de vida "digno". Yoshimura es el dueño de una cafetería llamada Anteiku -aclarar que el café, además de la carne humana, es el único alimento que los ghouls pueden comer y que no los provoca asco-, que fue la visitó junto a Rize en su cita. Anteiku en realidad es una especie de santuario para ghouls, pues, además de funcionar como punto de reunión entre los monstruos, emplea únicamente a éstos, todo en aras de otorgar trabajo y un modo de vida "civilizado" a los ghouls que así lo deseen. Ésta es una de las sorpresas que más afectarán a Kaneki durante la serie y que lo ayudarán en su aceptación: el hecho de que los ghouls pueden ser personas civilizados y respetuosas con la vida humana. Y así, bajo la protección de Yoshimura y Touka, y junto a un nutrido grupo de secundarios, Kaneki inciará su nueva vida como mitad ghoul, no sin antes conocer el lado monstruoso de sus nuevos colegas y empezar a ser parte de un conflicto latente que podría afectar nos sólo a sus amigos y a otros ghouls, sino a todo Tokio y el mundo entero.

Los temas que maneja la serie, y que se pueden deducir de lo anteriormente escrito, son vistos desde la perspectiva de Kaneki, quien no sólo es nuevo dentro de esta sociedad de parias, sino que no es totalmente como ellos, al ser un híbrido humano-ghoul, lo cual le da capacidades distintas y una apariencia única: a diferencia de los demás ghouls, que al "transformarse" adquieren unos ojos negros y con iris roja, Kaneki sólo puede transformar uno de sus ojos, quedando el otro como el de un humano. Estos temas tienen que ver tanto con la historia personal de Kaneki (su vida pasada y las razones por las que es huérfano, el horror de convertirse en un monstruo, su viacrucis al resistir el hambre que lo domina e invita a comer amigos e inocentes...) y con los propios de lo ghouls (su lucha contra los humanos, en la que el propio gobierno japonés está involucrado y que busca el exterminio total de los monstrups; la convivencia entre ghouls, que puede ir desde la civilidad hasta el sadismo; su relación con los humanos y la perspectiva de cada ghoul al respecto...). Particularmente, me quedo con las reflexiones sobre qué es la monstruosidad y sus motivos: si en el caso de los ghouls, su repudio radica en que comen humanos, ¿qué nos hace pensar que no somos tan monstruos como ellos, nosotros que torturamos y matamos animales sólo para comer, a veces incluso sin hambre? Otra de las caras del conflicto humano-ghoul también será el de la percepción de los primeros sobre los segundos, el cual Kaneki experimentará en primer persona al conocer a una familia de ghouls cuyo amor entre ellos y el sadismo con el que los humanos los atacan le hará replantearse totalmente su identidad y su nuevo papel en la sociedad.

Visualmente, la serie es sumamente gore, por lo que la censura en Japón no se ha hecho esperar. Lo curioso es que no todo el gore es necesariamente violento, sino que habla del retrato lógico de unas criaturas que comen carne humana. La crudeza de las imágenes radica en la sutileza de la presentación, pues, a diferencia de los humanos, muchos ghouls no cocinan humanos, sino que se los comen siendo cadáveres. Más crudo aún resulta el sadismo de los ghouls que han decidido entregarse a su naturaleza más primitiva, llegando incluso a no distinguir entre humanos y otros ghouls y devorando a todos por igual, todo con tortura física y sicológica de por medio. La acción, que empieza aparecer a medida que avanza la serie y que alcanza su cenit en los últimos capítulos, también tiene su lado gore, aunque está más enfocada en mostrarnos lo que son capaces de hacer los ghouls en plena potencia. En este sentido la serie me recordó mucho a Hellsing, en donde los enfrentamientos no sólo son una demostración de golpeas y armas, sino también de la capacidad de usar la carne y sangre propias como herramienta de ataque.

Sus defectos, por otro lado, no me parecen tan evidentes y tienen que ver más con una cuestión de expectativas (al menos en mi caso). Uno de ellos tiene que ver con esta obsesión casi cliché del anime y de su cultura con el asunto de las maidens, los butlers y las cafeterías. En el caso de Tokyo ghoul esto cambia el registro visual y la conducta de los personajes, en especial de Kaneki: de los primeros capítulos, donde Kaneki vive en constante agonía física y sicológica en la oscuridad de su casa, cuestionando su propia identidad y su posible locura, pasamos en capítulos posteriores al ambiente brillante (metafórico y literal) de la cafetería, donde reina un cierto ambiente de conformismo y paz que refleja más el de un animal domado que el de un hombre civilizado. Aunque el punto servirá como contraste, justamente, para esos ghouls que no aceptan las reglas de sociedad humana, no deja de resultar un freno en el desarrollo del protagonista y de la mayoría de los personajes: la adopción de una vida aburrida y conformista.

El otro, y derivado casi en su totalidad del anterior, tiene que ver con el cambio del género: a partir de la aceptación de Kaneki como ghoul, el terror de la serie se pierde y pasa a ser acción sangriento, con conflictos que tienen que ver más con tácticas de ataque que con desarrollo de personajes. Esto no es necesariamente malo, pero creo que deja de lado un aspecto interesante de la serie que pudo dar para más.

Finalmente, destacar que la producción, a cargo del estudio Pierrot (Yuu Yuu Hakusho y Naruto, entre otros), es casi impecable: el acabado visual del Tokio nocturno es bastante decadente, con una atmósfera que vuelve peligrosa cualquier vuelta de esquina o callejón, contrario al Tokio diurno y prácticamente ajeno a la trama principal. Las secuencias de acción, con el uso de kagunes y quinques -armas que el escuadrón antighoul del gobierno hace con los kagunes de los ghouls muertos-, son sumamente fluidas y con secuencias y coreografías complejas. Del gore ciertamente no podría hablar mucho, ya que los capítulos que vi estaban censurados, pero hay un evidente ánimo por ser explícitos si la historia lo requiere.

Y un detalle más: el opening, El efecto caleidoscópico de algunas imágenes y el contraste de colores tan vivos me encantó.


lunes, 20 de octubre de 2014

Batichica venti

Batgirl

Leí el nuevo 'Batgir', de Brendan Fletcher, Cameron Stewart y Babs Tarr. Está mono y todo, pero siento que está muy desesperado por ser un 'Hawkeye' o un 'Young Avengers' de Gillen y McKelvie (incluso un poco un 'Scott Pilgrim'). Se entiende que quieren darle un nuevo aire al personaje y darle más frescura y mundanidad pero, como en casi todo lo referente al universo cinematográfico, DC debería dejar de estar tan desesperado por hacer algo y más interesado y deseoso de construir algo. 

Habría que pensar también a qué público va dirigido: poniéndola en contraste con 'Ms. Marvel' y Kamala (que es un personaje con una identidad cultural muy específica pero que no impide al lector sentirse identificado con ella), Barbara Gordon parece estar dirigida a "los hípsters", grupo que no necesariamente genera empatía en todos: en su primera aventura en esta nueva etapa, Babs se muda a un barrio hípster, despierta al día siguiente después de tener una fiesta llena de hípsters en su nuevo depa (hay una escena/diagrama de la fiesta que sigue el mismo esquema que en números de ‘Young Avengers’ y ‘Seconds’, de Bryan Lee O’Malley), va a una cafetería hípster por un café para la cruda, a alguien en el café le roban un iPad y Barbara decide que es el momento de ser superheroína y resolver un first world problem, descubre que le robaron su lap, idea un plan que consiste en hacerse de un perfil en una app de ligue a la Tinder (“Hooq”), descubre que el malo es DJ y que su gran plan tiene que ver con el manejo de información privada robada de smartphones (entre ellas “fotos privadas”)… En fin, que, más allá de alguna discusión teórica sobre qué es o no hípster, queda claro que la nueva Barbara se mueve en el mundo de las redes, los gadgets, las visitas frecuentes a Starbucks o símiles y las fiestas alternativas. ¿Habrá Batgirl más allá de todos estos detalles superfluos o estamos ante una serie sobre las vicisitudes de un grupo de personas cuya mayor preocupación son las redes, las fiestas y las tendencias?

Cabría hacer énfasis en el hecho de que hay una diferencia y distancia entre el nuevo mundo de Barbara y la propia protagonista: aún con lo abrumadoramente hueco que luce su nuevo mundo, Barbara tiene un aire naive –el momento en el que crea su perfil para Hooq– y mantiene una sencillez y rectitud atípica de una persona de su edad viviendo en el contexto en el que vive, o al menos del retrato común que suele hacerse del hípster en la cultura popular. En cuanto al tema del manejo de personajes femeninos como material onanista, Batgirl acierta en lo más elemental mostrando a Barbara en ropa interior (con una playera) sin hacer una escena porno de ello: una chica en bragas, con destellos de pudor y con proporciones y poses físicas comunes, sin (necesariamente) darle una carga sexual innecesaria e inexistente en el contexto específico de la escena, aun cuando ésta incluye un tipo guapo sin playera en la misma habitación.

Sin ánimo de reprobar la cultura hípster, pues no hay nada moralmente negativo en ella (o no más de lo que lo hay en otros grupos culturales), ojalá que la serie de Batgirl y el propio personaje vayan más allá de temas que, aunque son tendencias actuales entre cierto porcentaje de adolescentes y adultos, no suelen presentar situaciones de conflicto significativo o de crecimiento para el personaje (algo que, dado el retrato de Batgirl de una adolescente, es necesario). Y bueno, si la serie seguirá la misma tónica que el nuevo personaje, esperar que adopte el tono correcto como serie de humor ligero, y que no termine en constante baile entre una “historia seria” y una historia ligera de adolescentes. 

jueves, 26 de junio de 2014

Las dos cabezas de ‘Game of thrones'

 photo GameofThrones4

En ‘Doctor Who’, la antediluviana serie británica sobre un alien que viaja por el tiempo y el espacio viviendo aventuras que ligera o considerablemente cambian el curso de la historia, el Doctor (mencionado alien y protagonista) resume su ética de travesías en el hecho de que el flujo del tiempo –pese a poder ser alterado (y alterarse a sí mismo) en mayor o menor medida– tiene puntos inamovibles: eventos que, en conjunto, sirven como esqueleto de ese un organismo conocido como timestream, y que, por lo mismo, no deben ser alterados, so riesgo de que la realidad misma colapse. Cuando ocurrió algo así, la serie desembocó en un paisaje terrestre cuasionírico, con personajes de todas las épocas que convergieron en lo que se supuso erea el presente; y había elementos que no obedecían a ninguna lógica física.

Un poco así concebía yo el entramado de la versión televisiva de ‘Game of thrones’, basada en la saga literaria de ‘A song of ice and fire’, pero pese a que la serie podía ir y venir en detalles pequeños a través de la historia, me parecía –a mí y a muchos– que había detalles que era imposible alterar, por lo que debían estar ahí para mantener cierta coherencia con la trama televisiva.

No obstante, la recién terminada cuarta temporada vino a tambalear esa seguridad, que aunado al hecho de que la versión en TV se acerca más a los libros, y que George R.R. Martin no tiene prisa por continuarlos, podría darnos una bifurcación que, pese a sus similitudes, haría de ‘Game of Thrones’ un producto diferente en la televisión al de los libros.

Este cambio se hizo más obvio en la cuarta temporada, en la que, más que cambios considerables, la serie comenzó a aportar información que no aparece en los libros. El caso particular: el capítulo ‘Oathkeeper’. Al final vemos cómo uno de los bebés de Craster es llevado por un caminante blanco (white walker) a una suerte de castillo o fortaleza hecha de hielo, que se infiere está en las tierras del invierno eterno. Ahí hay un grupo de caminantes blancos en actitud ceremonial, pues uno –que parece portar una corona– toca al bebé en la mejilla y lo transforma en uno de ellos.

La escena es relevante porque le da una nueva dimensión a los white walkers (organizados y aparentemente gobernados por un rey); revela su origen, cómo se reproducen y echa luz a un misterio menor de la serie (qué ocurría con los bebés de Craster… porque yo pensé que se los comían, jo) y nos localiza en una parte de Westeros que, aunque no se especifica, queda claro que es las tierras del invierno eterno (la parte norte del continente, mucho más allá del Muro, a donde el verano nunca llega).

Ahora, ¿qué implica esta revelación? ¿Abona únicamente a la mitología de la serie o también será canónica en la saga literaria? Aunque no contradice nada establecido en los libros, extraña que la revelación sea aquí, en un producto derivado y no en la obra de origen. Si esto implicase que, a partir de aquí, la serie empezará a marcar distancia con los libros, algunos cambios trascendentes tendrían sentido (la muerte de Jojen Reed, por ejemplo) y al mismo tiempo explicaría la ausencia de muchos elementos que, si bien en los libros no terminan de revelar su importancia, es claro que forman parte de algo más grande.

Otro dato que apoyaría la teoría de que el producto televisivo buscaría apartarse de los libros,radica en que esa trama está a una temporada de alcanzar la historia literaria, por lo que, aunque se publicara el siguiente tomo durante el próximo año, las temporadas subsecuentes (6 y 7, por lo menos) terminarían agotándolo –si se sigue el ritmo que hasta ahora se ha tenido con las adaptaciones–, y dado el arco de publicación actual, es probable que no se vea otro libro en al menos 4 años, con lo que la serie se quedaría sin material literario para alimentarse.

Por ende, es necesario hacer una lista de los cambios significativos en la serie, con ausencias que (dado el orden cronológico en los libros) deberían haber aparecido ya en pantalla…Aunque, claro, eso no implica que no los veamos en próximas temporadas.

-Lady Stoneheart
La ausencia más significativa de la temporada 4 es la de este personaje, pues es una mujer misteriosa que, tras la boda roja, empieza a hacerse notar en la región del Tridente, acompañada de un grupo de forajidos, conocido como la Hermandad sin Estandartes, a la que parece dirigir tras la ausencia de Beric Dondarrion, quien peleó contra el Perro (The Hound) durante la temporada 3. La importancia de Stoneheart es crucial porque –sorpresa– es otra una revivida Catelyn Stark, quien, tras la boda roja es encontrada por los bandidos y traída a la vida por Thoros de Mir, bajo órdenes de Beric, el caballero resucitado quien decide darle su “vida” a la señora Stark. Aunque en el libro aún no ha realizado alguna acción crucial, su futuro parece estar sumamente enlazado al de Brienne de Tarth y Jamie Lannister, pues esta dama busca venganza contra quienes la traicionaron (la primera) y aquellos que realizaron la masacre en el castillo Frey (el segundo).

-Nymeria
Sí: la Hermandad encontró el cadáver de Catelyn Stark a orillas del río, pero ellos no fueron quienes lo llevaron hasta ahí. Después de ser arrojada al río (en clara burla a los ritos fúnebres de su familia), Nymeria, la loba de Arya Stark, a la que perdimos de vista en el primer libro y la temporada 1, en la saga y la serie, respectivamente, es la que la trae de vuelta. Nos enteramos de ella gracias a Arya, quien tiene un sueño en el que corre por el bosque, huele un aroma familiar y se lanza al río, donde encuentra el cadáver de una persona a la que ama mucho. El dato revela que Arya, al igual que su hermano Bran, es capaz de meterse en la piel de su loba, y que ella sigue viva y fortaleciéndose, pues otras tantas “visiones” de la niña, incluso del otro lado del mundo, nos lo hacen saber. ¿Habrá reencuentro entre Arya y su poderosa loba en un futuro?

-El cuerno de Joramun y el hijo de Mance Ryder
Cuando Jon Snow se une a los salvajes se entera de dos cosas: una de las metas de su nueva tribu es encontrar el Cuerno de Invierno, que se dice perteneció a Joramun, un Rey Más Allá del Muro, muerto hace miles de años y que puede despertar a los gigantes y derribar el Muro; y la otra es que Mance tiene una concubina llamada Dalla, quien es su consejera. Cuando Snow vuelve a negociar la tregua tras el asedio al Black Castle, se encuentra con que Mance Ryder lo ha hecho suyo (tras saquear cientos de tumbas) y que, además, Dalla ha dado a luz justo al hijo que concibió con Ryder, aunque ella murió durante el parto. El niño tendría importancia, pues al ser el “príncipe salvaje” e hijo de un rey, Melissandre y Stannis, aposentados ahora con la Guardia de la Noche, podrían usarlo para uno de sus sacrificios rituales.

-Los Greyjoy y Cuerno Dragón
Aunque cronológicamente aún es factible que su historia no ocurra dentro de la trama de la serie, resulta extraño no tener noticias sobre el posible elenco para los demás miembros de la familia de Theon, pues su historia se antoja crucial para el desarrollo de la trama televisiva. Tras la muerte de Balon Greyjoy, el patriarca de la familia, Aeron Greyjoy (ya presentado en la temporada 2) llama a asamblea de sucesión. Los candidatos son varios, aunque resaltan tres: Asha Greyjoy, hermana de Theon; Victarion Greyjoy, hermano de Balon y tío de Asha y Theon, y Euron Greyjoy, “Ojo de cuervo”, hermano rebelde de la familia y quien, al momento de la elección, revela tener en su poder el Cuerno Dragón, que al ser tocado puede controlar a los dragones que lo oigan. Al ser elegido, Euron comanda a su hermano, Victarion, a dirigirse en busca de Daenerys Targaryen junto con el cuerno, para desposarla y hacerse del control de sus dragones.

-Jojen Reed sigue vivo
Pues eso: a diferencia de la serie, Jojen Reed sigue vivo, aunque enfermo. Aunque su papel en los libros aún parece no terminar, su muerte en la serie significaría que en realidad el personaje ya no tiene nada que ofrecer (aunque eso es un spóiler para los lectores).

Los caminos pueden ser varios, pero al mismo tiempo arriesgados. La trama televisiva ha demostrado que puede vivir sin seguir al pie de la letra lo escrito por R.R. Martin, pero ¿qué tanto alejaría la historia de lo concebido por la mente original? Sin duda, un camino que no necesariamente tendría que continuar, tomando en cuenta el fanatismo que se ha generado con esta serie, y la atención de un público masivo que le dado visibilidad a un autor y una historia que antes eran de nicho. #MainstreamIsComming

 photo GameofThrones4

martes, 27 de mayo de 2014

Días que fueron y no serán

Dofp

No creo que X-Men: Days of future past (2014) "arregle" la saga cinematográfica en el sentido del que todos hablan, pues arreglarla implicaría hacer funcionar los viejos elementos de ésta o darle sentido y coherencia a lo ya establecido. El asunto es más una cuestión de borrón y cuenta nueva a conveniencia, en la que, sí, se mantienen ciertos lineamientos básicos, pero para cualquier persona que analice a fondo la situación de la franquicia (películas en solitario de Wolverine de por medio), verá que lo que ha hecho la nueva entrega cinematográfica de Bryan Singer es un cúmulo de contradicciones y hoyos argumentales que, pese a todo, se sostiene con solvencia en lo elemental.

Fuera de ello, y habiéndolo señalado más como un detalle que como una queja, me es imposible, como fan de los mutantes, hablar mal de Días del futuro pasado, pues en ella convergen varios elementos que me fascinan: por un lado, el mero hecho de ser una película de superhéroes me pone indulgente ante la situación, una debilidad de la que nunca he renegado, pues prefiero disfrutar antes de amargarme la experiencia; un elenco inmenso en cantidad y calidad, por otro lado, que se disfruta tanto por ser el encuentro de la vieja saga cinematográfica como por su calidad actoral per se, aún con una cantidad considerable de personajes desaprovechados, y, finalmente, el regreso de Bryan Singer a la silla en la filmografía mutante, noticia que para el cinéfilo promedio no debería tener significado especial, pero para los que disfrutamos los inicios de la franquicia en cine dice mucho.

La historia es una adaptación de una de las más famosas historias de los mutantes (cuya portada, por cierto, es considerada como la más homenajeada y parodiada en la historia de los cómics) en la que, en un futuro dominado casi en su totalidad por centinelas, los X-Men sobrevivientes deciden mandar al pasado a uno de sus integrantes y evitar el asesinato de un funcionario político que desatará una ola de odio antimutante. En el caso de la película, el elegido para viajar al pasado es Wolverine (Hugh Jackman), quien, instruido por los viejos Charles Xaver (Patrick Stewart) y Magneto (Ian McKellen) y ayudado por Kitty Pryde (Ellen Page) en el proceso de "traslado de conciencia", despertará en su cuerpo en los años 70 y buscará a los jóvenes Xavier (James McAvoy) y Magneto (Michael Fassbender), todo para detener el asesinato de Bolivar Trask (Peter Dinklage), creador de los centinelas, a manos de la mortífera Mystique (Jennifer Lawrence).

Dofp

Recordando al movimiento de J. J. Abrams en Star Trek (2009), Singer aprovecha el pretexto para reescribir algunas cosas de la vieja trilogía, no sin dejar los sendos hoyos argumentales y de coherencia ya mencionados. En todo caso, la tolerancia al respecto ha sido casi unánime, pues permite deshacer malas decisiones argumentales, especialmente en X-Men: The last stand (2006), y da espacio a alguna posible continuación de la vieja trilogía, o bien, a su cierre de modo decoroso y hasta emotivo. El desarrollo de ambas historias durante la cinta es equilibrado, dejando al futuro para escenas de acción, bien ejecutadas y con despliegue apantallante de efectos, y el presente para desarrollar a los jóvenes personajes y el conflicto nuclear. De la línea temporal iniciada en X-Men: First class (2011), por otro lado, aún quedaría mucho que decir, y entre cierta escena postcréditos y ciertos guiños a nuevos mutante y situaciones, se ve que hay un plan a largo plazo para más películas.

Sus problemas, en todo caso, me parece que son mínimos y tienen que ver con lo habitual en elencos grandes, donde siempre hay personajes que quedan como mera decoración. En este caso quedan de lado dos de los personajes que, se supone, serían básicos en la historia: Mystique, intepretada por Jennifer Lawrence y que desde la película anterior resultaba un personaje sin brillo ni personalidad (y muy distinto de su contraparte del cómic, donde es una asesina despiadada) y Bolivar Trask, interpretado por Peter Dinklage (en boca de todos por su papel como Tyrion Lannister en la serie Game of thrones), cuyo personaje, que se supone el enemigo central, parece que nunca termina de despegar y se queda en meros retazos de algo que pudo ser (¿un Mengele antimutantes?) y en ocasiones es sólo anecdótico. Ambos personajes pasan de estar involucrados con el McGuffin a ser parte de él, volviéndose tan trascendental como éste. Quien mejor sale parado es, de lejos, Evan Peters como Peter Maximoff: vapuleado en primeras imágenes del personaje por lo “ridículo” de su look, logra un personaje carismático y atractivo, con la mejor escena de acción de la película (tanto por su despliegue técnico como por su irreverencia) y que, confirmación mediante, volverá para la secuela.

Hablar de qué hace grande la última película de los Hombres X sería hablar desde el corazón del fan, pero me parece que, más allá de las habituales quejas sobre fidelidad al cómic, hay poco que se le pueda criticar negativamente (y con fundamentos) a la cinta. Si bien la proeza de desarrollar un guión en el que convergieran cuatro películas previas no es perfecta en los detalles (y, como mencione, deja varias cuestiones argumentales flotando), en lo general resulta un logro no tanto cinematográfico, sino de amor a la franquicia.

 Dofp
X-Men: Days of future past
Estados Unidos, Reino Unido: 2014
Director: Bryan Singer
Proatagonistas: Hugh Jackman, James McAvoy, Michael Fassbender, Patrick Stewart, Ian McKellen, Jennifer Lawrence

jueves, 1 de agosto de 2013

La era de Ultron

Age of Ultron 

Terminó de publicarse en México el primer evento de Marvel Comics de este año, Age of Ultron, el cual suponía el punto final definitivo a la andanza del guionista Brian Michael Bendis con la serie de los Avengers. Con dos meses y medio de pubicación semanal, y prácticamente un mes de diferencia con el final de la saga en Estados Unidos —¡Bien ahí, Marvel México!—, la serie finalizó apenas el lunes pasado, resultando con la sorpresa grata de una portada alternativa con cierto personaje de otra editorial que ahora andará dando tumbos en Marvel...

Habría de entrada que considerar algo importante: Age of Ultron no fue planificado para lanzarse este año, sino el año pasado. Es importante por el hecho de que los ecos de su existencia se remontan al 2010, donde, recién terminado Siege, el evento que acabó con el poder de Norman Osborn y que concluyó con la caída de Asgard y la muerte de Sentry, los mandamases de Marvel anunciaron que seguía una "era heroica", donde las historias serían más brillantes y tendrían un sabor a  clásico de antaño. En el caso de Avengers, a cargo en aquel entonces de Bendis y el dibujante John Romita Jr., el primer arco de esta era heroica involucró viajes en el tiempo y la amenaza de Ultron en el futuro, lo que obligaría a algunos Vengadores a combatirlo en su tiempo para encontrarse con esto:

 photo TimelineAvengers
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En dicha línea del tiempo, el viejo Tony Stark del futuro le explica a su versión joven sobre los sucesos que llevaron a la "Ultron War", detallando todo en frases sin sentido aparente que derivaron en largas teorías de los fans por saber qué significaban (en aquel entonces) y que, ahora con los años, hemos visto como casi todos esos eventos —el regreso de Hope Summers y Daredevil, la muerte de Johnny Storm ("Three!"), Fear Itself ("Who is worthy?") y el cisma dentro de los X-Men, entre otros— se han cumplido... además de otro no mencionado y que resultó de trascendencia capital para el actual universo Marvel: Avengers vs. X-Men. ¿Por qué un evento tan crucial para el status actual de los personajes de la editorial no aparecía en aquella imagen profética? Simple: nunca estuvo planeado, y surgió casi espontáneamente, como una medida por recuperar el terreno que por aquel entonces DC Comics les (medio) comía gracias a sus nuevos 52. Y así, cuando originalmente estaba planeado que, tras Siege (2010) y Fear Itself (2011), la "Ultron War" ocurriera en 2012, se decidió arrumbar ésta para darle paso a un evento que desde su premisa dejaba ver la intención: potenciar las dos franquicias más atractivas de Marvel para lograr récords de venta.  Qué tanto afectó la decisión de guardar la historia es algo que podría discutirse, pero un par de cosas sí quedaron claras:

1.- La historia se volvió anacrónica dentro de su propia continuidad, generando incluso ciertas incoherencias con el statu quo tras Avengers vs. X-Men. Un ejemplo: cerca de la publicación del último número, se reveló que Charles Xavier jugaba un papel importante en el evento, pero tuvo que ser sustituido a causa de su muerte a manos de Cyclops en AvsX.

 2.- El evento se ahogó tanto por saturación de otros eventos  —hacía unos poco meses terminaba AvsX y sólo unas cuantas semanas después de Age of Ultron inicia Infinity, que se podría decir que es el evento editorial oficial de Marvel en 2013—, generando hartazgo y cansancio en algunos lectores por el imparable revoltijo de eventos en Marvel. 

 3.- Se hizo evidente que, tras tantos meses y con AvsX de por medio, se tuvieron que cambiar detalles del evento, siendo el principal la incorporación de Angela, personaje de Spawn, serie que pertenece a otra editorial (Image Comics), al universo Marvel. La incursión fue posible gracias al escritor Neil Gaiman, quien recientemente había ganado legalmente la custodia compartida del personaje y podía usarla en lo que quisiera. Si bien la aparición de Angela no resultó necesariamente trascendente a la hora de cambiar la historia de AoU, sí dejó ver la serie de mutaciones de la historia original de Brian Michael Bendis, generando críticas de algunos sectores. 

 4.- Y, finalmente, que Age of Ultron "se le quemó" a los de Marvel: retomando un poco el punto dos, se evidencia que, con un hype considerable a cuestas —recordemos no sólo que era un evento anunciado hace casi tres años, sino que prometía una actuación estelar de Ultron, uno de los villanos más queridos de los Vengadores—, Age of Ultron no logró llenar las expectativas de crítica y de fans, resultando su publicación en una mera formalidad  hacia los fans, a los que tenían babeando desde hace años, y al propio Bendis, pues siempre se manejó que esta sería el gran acto final del escritor durante su etapa en Avengers. Se tornó, eso sí, en la oportunidad perfecta para Marvel no sólo para presentar a la mencionada Angela, sino también para potenciar otras series Marvel como Guardians of the Galaxy, con una películas ya en ciernes (y a donde ha ido a presentarse el personaje de Angela por el momento) y su cada vez más moribundo universo Ultimate, con la transportación del Galactus clásico hacia la tierra de Miles Morales y compañía.

Age of Ultron

Sobre el punto del hype creo que hay mucho que decir, pues a final de cuentas es uno de los factores que le jugaron peor a Marvel: en el mencionado arco de Avengers en el que se presentó la línea de tiempo futura, Ultron había colonizado la tierra con una guerra apocalíptica de por medio, presentándose prácticamente como el vencedor y elevándolo al nivel de supervillano que muchos consideran que siempre ha merecido. Es a partir de ahí que el fandom dio por hecho que, si bien no veríamos tal cual los sucesos mostrados en aquel futuro catastrófico, el poder de devastación de la inteligencia artificial se desplegaría al máximo en dicha historia. ¿Y cuál ha sido la realidad? Que la presencia de Ultron ha sido prácticamente nula, siendo la causa de una serie de eventos algo confusos que involucran viajes en el tiempo y lineas temporales alternas, pero no el foco central de éstos. Peor aún: Bendis cae en su acostumbrada práctica de extender historias innecesariamente, contando algo que se pudo finiquitar en la mitad de los números empleados e hinchando aún más no sólo la ausencia del ¿villano principal? de la serie, sino de la vacuidad de la misma.

De los artistas decir que todos cumplen, sobresaliendo Bryan Hitch quien, se suponía, sería el único dibujante del evento. Brandon Peterson, el segundo dibujante principal de saga, realiza un trabajo bastante correcto, aunque no puedo quitarme la sensación de que sus dibujos son demasiado estáticos, afectando a la fluidez de la narrativa. Además, de los mencionados, se pasean por alguno de los diez números Carlos Pacheco, Alex Maleev, David Marquez e incluso Joe Quesada, que, si bien contribuyen una historia plural artísticamente hablando, también contribuyen a una falta de cohesión en una historia en la que, llegado a cierto punto, las distintas líneas temporales se distinguen justamente por los artistas que la trabajan.

Concluyendo, definitivamente no fue el año para Age of Ultron. Resulta una pena que la despedida de Bendis de las series de Avengers resulte tan anticlimática y opacada por incidentes ajenos a la propia serie; no obstante, la situación para el escritor tan poco es para llorar, pues las actuales series que guioniza 
—Uncanny X-Men, All New X-Men, Ultimate Spider-Man y Guardians of the Galaxy— gozan de muy buena salud artística y de ventas. Finalmente, y como curiosidad, mencionar que en la recién terminada Comic-Con de San Diego de este año se anunció el título de la secuela de la película de los Vengadores: Avengers: Age of Ultron. Aunque de inmediato salieron a decir que no sería una adaptación de la recién terminada saga, aclararon que, evidentemente, Ultron será el villano principal, y no Thanos, como se creía. Habrá que estar al pendiente de la historia y ver si hay mejor suerte con esta nueva historia de Ultron.


Age of Ultron

lunes, 29 de julio de 2013

Monstruos del espacio interior

Pacific Rim

Hay poco qué decir de Pacific Rim (2013):

La primera, es porque es una película sin pretensiones de fondo. Guillermo del Toro, uno de los "directores geeks" contemporáneos con más prestigio, fue efusivo durante la promoción de su película en que lo que se ve es lo que hay, diciéndonos que esperáramos "porno robótico obsceno, acción de robot sobre kaijus". De ahí que sea en la forma donde reside lo más llamativo: el diseño de los mechas y los monstruos, las escenas de desmadre y destrucción urbana y los momentos de desplante militar y de valentía, con ese discurso de Stacker Pentecost (Idris Elba) como uno de los momentos cumbre de la película. 

Tomemos, por ejemplo, Evangelion. La comparación entre ambas obras ha sido recurrente por su similitud y porque, a diferencia de otras series o películas con mechas, Evangelion goza de un lugar especial dentro del género; sin embargo, más allá de la similitud de la premisa —una serie de monstruos ataca a los humanos y estos se defienden usando mechas que combaten cuerpo a cuerpo con la amenaza—, el enfoque y contexto son distintos: Evangelion trabaja sobre misticismo religioso, sobre existencialismo y sobre personajes emocionalmente fracturados que sufren de igual modo los ataques de la alimaña en turno que el hecho de que el papá no los haya abrazado nunca, mientras que Pacific Rim prescinde de todo ello y, a diferencia de la mencionada serie, que se regodea en su aire de misterio, la obra del Del Toro prefiere dejar todo en claro y pasar directamente a la acción, con unos personajes con poca complejidad pero mucho espíritu de combate, cayendo incluso en el cliché del negro fuerte y con presencia, el estadounidense noble y valiente y la japonesita delicada y kawaii (a su modo). En ese sentido, es más acertado comparar a Pacific Rim con otro clásico de las producciones japoneses de mechas: Mazinger Z: historia simple, personajes con motivaciones sencillas y el drama inherente a ser una potencial victima de la criatura en turno por estar dentro del robot. Pero las comparaciones resultan ociosas, pues a final de cuentas, se busque o no, Pacific Rim no pretende distinguirse del género ni tampoco ser su estandarte: quiere estar en el género en el sentido más básico y tradicional, por el puro placer del espectáculo.

Y ese podría ser uno de los problemas de Pacific Rim: es mucho espectáculo... y nada más. Los personajes funcionan como meros engranes para que la historia avance y todo lleve a las batallas entre jaegers y kaijus, sin desarrollar a los personajes. Quien llega a salvarse un poco es Mako Mori (Rinko Kikuchi), pues es la única que sufre una suerte de "evolución" durante la trama, además de ser el personaje con la mejor escena en toda la película: un flashback a la niñez (interpretado grandiosamente por la pequeña Mana Ashida) que habla de los miedos y traumas detrás de su modo de ser, y logra atisbar la percepción general de terror y miedo en la que vive la humanidad. Es, quizá, el personaje más complejo y más trabajado, aunque no deja de ser un tanto plano.

Pero, sin duda, son los kaijus y los jaegers el plato fuerte de la película: desde el diseño de arte, que crean monstruos orgánicos y mastodónticos y jaegers que, tratando de emular la tecnología actual, resultan modelos toscos y brutos de guerreros gigante, hasta la dirección de cámaras y el montaje de escena, Pacific Rim puede presumir de, ahí sí, ser una película distinta, con escenas de acción que están el servicio del visionado y que se preocupan por poner al espectador en la batalla. Mención especial al trabajo en 3D, que aunque no es indispensable, trabaja para ponernos aún más en el campo de batalla.


Es una película imperfecta, sin duda, pero, como consideración personal, resulta sobresaliente. Viviendo en estos años donde el blockbuster se dedica al CGI sin razón ni sentido, y sin cuidar un mínimo el trabajo cinematográfico de por medio, se agradece el buen trabajo de parte de Guillermo del Toro y compañía en este rubro. Y agradezco la sinceridad y claridad de la cinta: podrá ser sencilla, y poco original, pero derrocha pasión, mimo y respeto hacia el género de los monstruos y hacia la infancia de muchos de gran parte del fandom.

PacificRimPoster

Pacific Rim
Estados Unidos;  2013
Director: Guillermo del Toro
Protagonistas: Charlie Hunnam, Rinko Kikuchi, Idris Elba, Diego Klattenhoff,  Charlie Day, Burn Gorman 

lunes, 17 de junio de 2013

El hombre venido a la Tierra

Superman

Mis historias favoritas de Superman siempre han sido una mezcla de tres ingredientes, o al menos algunos de ellos: la falta de solemnidad, el tema crianza contra naturaleza y, sobre todo, la capacidad de maravillarse. No es casualidad que All-Star Superman sea uno de mis cómics favoritos y uno de los infaltables en la numeración de las grandes historias del hombre de acero: tenemos, por un lado, a un Superman bonachón y atrevido, mundano dentro de lo posible, que explota su lado más humano (posible) al saberse mortal como todos y que decide viajar por su pasado y su presente y juguetear con su posible futuro. La película de Richard Donner, la primera superproducción basada en superhéroes de la historia del cine, cumple en todos los apartados, especialmente en el del asombro: la escena del helicóptero, en el que Lois Lane está a punto de encontrar la muerte y es salvada por Superman, es un momento de maravilla y emoción pura no sólo de parte de los personajes en la cinta, sino de parte del espectador. Es un momento en el que el asombro es unánime dentro y fuera de pantalla, y en el que se cree, como decía la publicidad de aquel, que un hombre en verdad puede volar.

En Man of Steel (Zack Snyder, 2013) lamentablemente —para mí— no existe tal sentimiento de maravilla, ni dentro ni fuera de la pantalla. Existe una crisis en torno a la doble naturaleza de Superman, sí, pero tiene un tratamiento tan frío y mal manejado que no pasa de lo anecdótico y, definitivamente, todo es una oda a la solemnidad que, si como mínimo aburre, en ocasiones llega incluso a molestar.

Es esto último lo que a casi nadie se le ha escapado, pues el asunto de esta solemnidad viene de la mano con el retrato de Superman como ser mesiánico, como un Jesucristo moderno: un ser venido de otro mundo con dones semidivinos se enfrenta, a sus 33 años, al sacrificio personal para salvar a todo el mundo, enfrentando después a un agente caído que, en su ambición, busca estar por encima de su propio nivel y función. El asunto no termina ahí, pues la analogía cristiana viene en escenas tan gráficas y explícitas que resulta hasta bochornoso: un Clark Kent dubitativo ante el acontecer, que va en busca de iluminación espiritual a una iglesia (en la cual el trabajo de cámaras se limita a encuadrar a Kent y un vitral de Jesús en una misma escena), un Superman que tras el sacrificio sale de su cueva renacido a los ojos de sus creyentes —tras la pelea con los secuaces de Zod, en la que me parece la escena más descarada en todo este asunto de la comparación con Jesús de Nazaret—.

No creo que todo este rollo sea necesariamente malo, pero es una óptica muy pobre y con visión limitada para abordar la mitología de Superman, centrándose más en la idolatría general de los estadounidenses a la figura cristiana que en aprovechar las oportunidades que el mito del último hijo de Krypton puede ofrecer. Y he ahí mi gran problema con la película: es hecha por estadounidenses para estadounidenses. En este sentido, podría decir que se corrompe mucha de la esencia de Superman y de sus personajes en un supuesto intento de traer al personaje a los tiempos modernos: en lugar de resultar una maravilla naciente, Kal-El pasa a convertirse automáticamente en una amenaza terrorista a causa del mensaje de Zod, quien lo señala como su semejante. El gobierno, temeroso a las posibilidades, antes de intentar entenderlo o incluso negociar con él opta por contenerlo y encarcelarlo desplegando su poder militar, mensaje que seguirá hasta el último minuto de la película. Nadie se maravilla: al contrario, el terror los invade a todos y se busca sacrificarlo y hasta exterminarlo. La paranoia estadounidense en su máximo esplendor.

Otro ejemplo, y éste quizá muy personal, es el de la destrucción de Metrópolis: más que temer o huir del ataque alienígena en sí, los ciudadanos huyen de la destrucción y de los edificios que se derrumban, de las nubes de concreto que se despliegan y que terminan siendo el verdadero enemigo, siendo la escena culminante de esta situación el rescate bajo los escombros de una civil, atacada no por fuerzas alienígenas, sino por el terror de la destrucción urbana. Hay escenas que, incluso, me parecen calcadísimas de las que en su momento se presentaron de las personas del 11-S, con gente corriendo despavorida por las calles.

Y, finalmente, está Superman mismo. Cuando la idea original de Superman es, sí, la del boy scout, el personaje de esta película pasa de ser un hombre que, literalmente, recibe el manto como protector de dos mundos, con toda una escena ceremoniosa, a ser uno que destruye e incluso llega a matar sin la menor consideración, en un festival de (excelente) CGI que, aunque emociona a nivel visual y en un sentido muy primitivo, se torna insulso ante un total quiebre de paradigmas que la propia película previamente había establecido, convirtiendo al superhéroe en un ser insensible y sin conciencia de sí mismo que, finalmente, lo convierten en un igual de Zod: el fin —la salvación del planeta para Kal-El y la conquista de ésta para Zod— justifica los medios —la destrucción salvaje y sin sentido de toda una ciudad—. Por ello, ese momento final, al que se buscaba cargar de emoción y que se convirtiera en un punto de quiebre moral para Superman, resulta ridículo tanto en fondo como en forma, con el grito cliché de desesperación ante lo hecho (el cual, por cierto, debió haber dejado sordos a los civiles alrededor).

Y cinematográficamente queda poco que decir: Man of Steel no sobresale en la cuestión técnica no sólo de otros trabajos de Snyder, sino de la corriente de los blockbusters en general. Su montaje es bastante torpe, no sabiendo mantener un ritmo atractivo o in crescendo, y pasando de muy caliente a muy frío con una brusquedad que no beneficia en nada a la película. Los personajes, así como lo fotografía y el trabajo de cámaras, son grises y opacos: rara vez se esfuerzan en sacar a relucir lo mejor de cada uno y, en lo que respecta a personajes, se benefician en la medida en qué tan poco tiempo aparecen pantalla, de ahí que Kevin Costner sea quien mejor sale parado: sus apariciones fugaces y esenciales lo dejan mejor parado que a Russell Crowe, con un Jor-El que pierde potencia con cada minuto que pasa, terminando en un personaje plano y con momentos ridículos. Michael Shannon —quien ya había aparecido en otra película de un personaje de DC Comics, Jonah Hex— es otro que da lo mejor en pantalla, con un Zod desperdiciado que se proclama como un genio militar que representa lo mejor de su raza y que termina siendo una caricatura de dictadorzuelo cualquiera. Por último, Henry Cavill y Amy Adams: uno, sin saber aprovechar los momentos de brillo del personaje y ayudando a crear este personaje solemne y en ocasiones arrogante, que se siente y sabe guardián del mundo y que no genera empatía; la otra, correcta en su actuar, aunque, como a casi todos, el personaje termina ahorcándola. Sin el clásico trabajo sobresaliente de Hans Zimmer —no recuerdo una pieza memorable de él en toda la película, y a final de cuentas se ve opacado por tanto balazo, explosión y supermadrazo—, Man of Steel queda como algo que, efectivamente, pudo ser y no fue. Zack Snyder podrá estar orgulloso de su trabajo, al menos, pues hizo bien lo suyo, pero el guión de David S. Goyer, con historia de él y del mismo Christopher Nolan, nunca encuentra un equilibrio entre lo respectivo a Superman y lo respectivo a Clark Kent, desechando elementos de ambos y mezclando lo que queda para crear una figura que, más que un superhéroe (en el sentido clásico de la palabra), es un personaje bíblico en batalla contra las fuerzas del mal.

PD: Kevin Smith puede estar feliz por el par de guiños a su famoso acercamiento con el Superman cinematográfico: los osos polares y las arañas mecánicas.


Man of Steel

Man of Steel
Estados Unidos, Reino Unido, Canadá; 2013
Director: Zack Snyder
Protagonistas: Henry Cavill, Amy Adams, Michael Shannon, Russell Crowe, Kevin Costner, Diane Lane

jueves, 30 de mayo de 2013

Cómics de la semana en México (29/05/2013)

Age of UltronAge of Ultron        

Age of Ultron #1

Inicia en México uno de los dos eventos editoriales de Marvel este año: Age of Ultron, el último gran evento editorial orquestado por Brian Michael Bendis.

Dibujado por Bryan Hitch, Age of Ultron inicia en un mundo postapocalíptico en el que Ultron, uno de los enemigos más emblemáticos de los Avengers e, irónicamente, creación de uno de estos, Hank Pym, ha tomado el control de Nueva York, acabando con gran parte de la población y llevándose a algunos superhéroes consigo. Si bien el primer número se enfoca en una misión de cuasisuicida de Hawkeye para rescatar a Spider-Man de algunos supervillanos, el esquema sirve para dejar en clara la situación en casi todos los sentidos (a nivel social, superheróica e incluso geográfica). Lo único que no queda claro, eso sí, es quizá lo más elemental: ¿qué es esto?

Hablando de Bryan Hitch, inicia de manera aceptable el evento, con buen trazo y recordando a sus mejores trabajos en series como The Ultimates. Habrá que ver si mantiene el nivel, aunque parece ser que no durará mucho tiempo en la serie.

Finalmente, una curiosidad: Marvel México ha publicado dos portadas distintas para el número uno. La primera es la clásica, dibujada por el propio Hitch, y la segunda es de Skottie Young, famoso por hacer portadas alternativas con parodias de bebés. Interesante y novedosa movida para Marvel México. (8/10)

Aquaman

Aquaman #11

Continúa por quinto mes la saga de Los otros, en la que conocemos más del pasado de Aquaman y de la Atlántida. Aunque la serie ha sabido mantener un nivel constante a lo largo de casi un año, esto no le ha beneficiado: a estas alturas se ve un Geoff Johns tímido y perdido, con una fuerza que, a nivel de historia, no acaba de explotar y con una falta de equilibrio entre el relatar la historia y buscar atraer al público, decantándose más por lo primero y manteniendo la tibieza del primer número. Ivan Reis, por su lado, sigue defendiendo su título como uno de los mejores dibujantes de cómic contemporáneo, con escenas majestuosas (como la de la primera página) que no sobrepasan por mucho a su historia. (7/10)

Avengers

The Avengers #1

Finalizada la era Bendis, Marvel México trae el primer número de Avengers bajo el sello Marvel Now! Con Jonathan Hickman en el guión —famoso por su etapa frente a los Fantastic Four y la Future Foundation, títulos sin publicación en México— y Jerome Opeña a los lápices —cuyo trabajo puede apreciarse en el omnibus de Uncanny X-Force publicado hace unos meses—, la idea tras esta nueva alineación de Vengadores es "ser más grandes", por lo que alineación ha crecido hasta los 24 integrantes, siendo su desvele una de las premisas de la serie.

Presentando a nuevos antagonistas y con un enfoque más universal, Hickman se dedica en este primer números (que son los dos primeros de la edición norteamericana) a sentar las bases del crecimiento del grupo, sumiendo a la alineación base en un problema que requerirá de la participación de otros personajes de clase A, B y hasta C de Marvel.

Opeña, por otro lado, deslumbra por su técnica, recordando por qué fue una de las razones principales del éxito de la serie del grupo de asesinos de X-Men. Su sobriedad y estética, junto con el coloreado de Dean White, distan de lo acostumbrado gráficamente con anteriores series vengadoras. (8/10)

Cap America

Captain America #1

Aprovechando la oportunidad de Marvel Now! para llevar al personaje a terrenos distintos a los manejados en las etapa de Ed Brubaker, Rick Remender y John Romita Jr. echan mano de la faceta sci-fi del personaje y lo colocan en una aventura más clásica y superheróica. Si bien Romita Jr. no es un dibujante que particularmente disfrute, encaja perfectamente en la intención de insuflarle a la serie una onda más pulp y con sabor añejo. Cumple en ambos apartados, dejando ver potencial de mejoría. (8/10)

The Flash

The Flash #11

Entrando Marcus To como nuevo artista, la historia del velocista escarlata continúa en la senda de Barry Allen, quien ahora se ha cambiado de ciudad dados los problemas que le ha ocasionado su perfil civil. Siendo el apartado gráfico el mayor atractivo, To se defiende y entrega un trabajo pulcro y elegante, defendiendo una historia que, si bien no peca de mala, de momento sigue sin un rumbo aparente. (7/10)

Green Lantern

Green Lantern #11

Siendo de las pocas historias inalteradas tras The New 52, Hal Jordan y Sinestro continúan lidiando con las distintas corporaciones del espectro y con algunas consecuencias de Blackest Night. Sin bajar de su acostumbrado nivel, Doug Mahnke sigue con la elegancia y sobriedad que ha venido manejando desde inicios de la serie, embonando perfecto en una historia sobria que, si bien ha avanzado lentamente, ha sabido construir sobre lo ya construido, dejando ver a un Johns enfocado y con una meta precisa a a la hora de escribir. (8/10)


Hulk

Indestructible Hulk #1

He aquí uno de los personajes más beneficiados de Marvel Now!: Tras un número de series que no han sabido sacarle brillo al gigante esmeralda, le editorial decide poner al multipremiado Mark Waid y a uno de sus dibujantes estrella, Leinil Francis Yu, a trabajar en la nueva serie de Bruce Banner y compañía. ¿El resultado? De momento, bastante satisfactorio: si bien la propuesta de un Hulk al servicio de S.H.I.E.L.D. no es original, Waid logra dotar de humor y personalidad a dos de los personajes más grises del universo Marvel (Maria Hill y Bruce Banner), enfrascándolos en una dinámica que atrae por su ligereza y por la interacción mutua —Banner en un intento penoso de parecer "cool", Maria azorada por cada pequeña posibilidad de aparición de Hulk...—. Yu, por su parte, deslumbra por la técnica, mostrándose sumamente pulido y con gran manejo de la acción. Altamente recomendable. (9/10)

Iron Man

Iron Man #2

Segundo número de la serie del vengador dorado en Marvel Now! México. Después de una gran etapa del personaje a cargo de Matt Fraction, Kieron Gillen, una de los mejores escritores en Marvel en este momento, retoma Tony Stark y lo pone en una misión de búsqueda que le requerirá un amplio guardarropa tecnológico. Si la historia hasta el momento no ha sobresalido, del dibujo se puede decir menos: Greg Land, uno de los dibujantes más criticados en la actualidad, se pone al servicio de Marvel una vez más, dando una serie que, si bien se deja leer, es víctima de muchos de los vicios del dibujante. (7/10)

New Avengers

The New Avengers #1

Repitiendo la dinámica establecida, el mismo escritor de The Avengers, Jonathan Hickman, toma el control de la serie de Los Nuevos Vengadores, aunque con un cambio radical: si en la etapa Bendis esta tenía un enfoque urbano, con Hickman seremos partícipes de las aventuras de Los Illuminati, el grupo formado por las figuras más eminentes de Marvel (Mr. Fantastic, Iron Man, Black Bolt, Namor, Dr. Strange, Black Panther y Capt. America) y cuya función es ser una fuerza de defensa del planeta ante situaciones que sobrepasen a cualquier otro grupo, como la que aquí acontece: durante un ritual de maduración, unos jóvenes wakandianos descubren "una crisis de tierras infinitas", por lo que, ante el colapso del universo, T'Challa deberá buscar la ayuda de un grupo del que alguna vez renegó, invocando con ello al mismísimo diablo.

Steve Epting, habitual de Hickman en su etapa de Future Foundation, cumple con el dibujo, aunque sigue con un manejo de personajes estático y con poca fluidez entre viñetas. (7/10)

Spider-Man

Superior Spider-Man #1

Se le puede amar o se le puede odiar, pero a nadie está dejando indiferente Dan Slott, el actual guionista de Spider-Man. Después de un movimiento editorial un tanto polémico (aunque algo intrascendente en la era de las situaciones efímeras en los cómics), Slott, junto al dibujante Ryan Stegman y el colorista Édgar Delgado, inician nos traen al Hombre Araña superior: después de dar el golpe maestro y vencerlo definitivamente, Otto Octavius ha cambiado de mentes con Peter Parker y se ha deshecho de él, en un evento en el que aparentemente el Dr. Octopus ha muerto y Spider-Man ha triunfado. Ahora, con el cuerpo y los recuerdos de Spidey, Octavius se ha proclamado a sí mismo como una versión superior del antiguo arácnido, trasformándose en un vigilante más intrépido y sádico, así como en una persona más fría y desinteresada por lo demás.

Si bien el planteamiento es interesante, más interesante aún será ver qué tanto dura la charada, pues muchos lectores sienten que es inevitable el regreso del viejo Peter Parker. Sea cual sea el resultado, Slott y compañía merecen unos cuantos elogios: si la historia ha funcionado no es sólo por los hechos, sino por cómo estos han sido presentados. (8/10)

Wonder Woman

Wonder Woman #11

Como si un enfrentamiento a Poseidón, Hera y Hades no fuese suficiente, la amazona sigue descubriendo en este número más de su recientemente descubierta familia: acompañada de Hermes y Lennox y Diana, Zola decide recibir atención médica, siendo importunada por nuevos parientes políticos: Apolo y Artemisa, parientes también de Wonder Woman. A partir de aquí, el número se vuelca a la acción, mostrando las virtudes de Cliff Chiang como orquestador de batallas, continuando con su peculiar estilo que ha sido una de las marcas de la casa. (8/10)