viernes, 14 de noviembre de 2014

Centro de gravedad

Interstellar

Me acerqué a Interstellar (Christopher Nolan, 2014) esperando algo que me impactara y me dejara la boca abierta por tres razones: soy muy impresionable, soy fan de las space opera y el trabajo de Nolan hasta el momento me ha fascinado. No encontré Gravity particularmente sobresaliente (y disculparán la mención, pero, así como con 2001..., creo que serán inevitables un par de comparaciones con otras obras del género) y esperaba que esta fuera MI película de sci-fi que me volara la cabeza, que me maravillara de los viajes especiales o que marcara a mi generación. No lo hizo, ciertamente, aunque tampoco me dejó indiferente.

En un mundo donde una plaga ha acabado con casi todas las cosechas (ya sólo existe el maíz, de hecho) y ha cambiado al planeta de tal modo que las tormentas de arena son una constante mundial, Cooper (Matthew McConaughey), un piloto e ingeniero convertido a la fuerza en agricultor dado el estado del mundo, se ve envuelto en un plan de salvación humana que involucra a su hija Murphy (McKenzie Foy/Jessica Chastain), un antiguo profesor universitario, Brand (Michael Caine) y la hija de éste, sólo mencionada por el apellido de su padre, Brand (Anne Hathaway). El plan consiste en el aprovechamiento de un agujero de gusano que misteriosamente apareció hace décadas cerca de Saturno, el cual los llevaría a un sistema planetario al otro lado de la galaxia con planetas potencialmente habitables para toda la humanidad. Cooper y Brand (hija) deberán viajar junto con una tripulación de otros dos a través del agujero de gusano y encontrarse con un grupo de astronautas enviados hace años para explorar los planetas con potencial habitable, para finalmente decidir cómo efectuar el plan de salvación humana. La película girará en torno a dos historias paralelas: la del viaje interestelar y la de la mencionada Murphy, quien, junto con el profesor Brand, pasará años intentando salvar a la humanidad desde su trinchera, comunicándose con la misión interestelar y experimentando desfases temporales con ésta a causa de la naturaleza de su viaje.

De ello, se desprenden tres tonos en Interstellar: el de ciencia ficción "dura", con Cooper y su tripulación viajando; el de historia de fin del mundo, con Murphy y la restante familia de Cooper sufriendo el deterioro progresivo del planeta; y el emotivo y sentimental, que se desarrolla con la relación entre los personajes de los dos tonos anteriores: entre Murphy y su hermano con Cooper y entre el profesor Brand y su hija.

El primer tono resulta el más sobresaliente en ejecución, aún con ciertas fallas. No sólo es el pretexto para el despliegue visual más impactante de la película (la entrada al agujero de gusano, el hoyo negro supermasivo y sus efectos luminosos, los distintos planetas que visitan durante el viaje interestelar...), sino también para los peores diálogos de la película: más allá de explicaciones sobreexpuestas entre científicos que no necesitan dichas explicaciones (y que obviamente van más dirigidas al espectador), hay un intento desesperado por darle un aire romántico al viaje espacial, lo que da situaciones y diálogos tan cursis y ñoños que dan pena. El intento de adición de un factor sentimental al viaje no resulta penoso en sí (el mismo 2001... maneja un tono parecido), pero, en el caso de Interstellar, la sutileza al respecto es tan poca que resulta fuera de contexto: mientras que la premisa y lógica interna de la película establece que toda la tripulación (excepto Cooper) son científicos de alto grado, con años dedicados a la preparación de esta misión, al momento de llevarla a cabo la mayoría parecen personajes fuera de género, con frases como "el amor es lo único que trasciende el tiempo y el espacio" o tomas de decisiones que obedecen más a caprichos amorosos que a pragmatismo. Incluso intentando justificar este tipo de decisiones con el dilema de "Planeación contra ejecución", este tipo de cosas fuera de contexto y parecen responder más a una necesidad de crear conflictos dramáticos en donde no hay necesidad de ellos.

Interstellar

La historia de Murphy y el profesor Brand, por otro lado, transcurre paralela a la de Cooper, Brand y compañía. Por un lado, Michael Caine desarrolla un personaje que desde el principio parece tener cierta demencia senil: de nuevo, en pos de darle un aire romántico al personaje, el profesor Brand repite ad nauseam un mismo poema que, en un giro digno de telenovela, será lo último que responda en su lecho de muerte, en lugar de responder a cuestiones vitales sobre la misión interestelar. Murphy, por otro lado, es también un personaje con ciertas incoherencias: alejada del seno familiar motivada por un desprecio infantil al padre, convenientemente mostrará un afecto inusitado no sólo a su hermano y la familia de éste, sino también a su padre.

Finalmente, es en la relación entre las personas en la Tierra y los viajeros que pretende centrarse el drama central, especialmente entre Cooper y su familia. Aquí es donde se hacen evidentes ciertas incoherencias no sólo con las pretensiones científicas de la película —pese a ser ficción científica, es evidente la adopción de la mayoría de las reglas y teorías científicas sobre el viaje especial, algo que la misma promoción de la película ha recalcado varias veces—, sino algunas de lógica interna. Las más notables tienen que ver con los conflictos de relatividad temporal y la comunicación entre planetas y naves pese a ellos (y en los que no ahondaré más para no caer en spoilers), así como el comportamiento del hoyo negro supermasivo presente en gran parte de la película, el cual toma tintes fantásticos en el clímax de la película y parecen ser más otro elemento torcido para servir al dramatismo cursi de la película que un verdadero fenómeno espacial.

(SPOILERS EN EL SIGUIENTE PÁRRAFO)

Sin embargo, para mí el mayor problema de la película es la ausencia de un elenco de personajes completo e interesante en lugar de convertir a uno de ellos (Cooper) en el centro absoluto y eje de todo. Esto no sólo habla de la incapacidad de los guionistas de no crear personajes rémora que parasiten al personaje principal  —mención especial  Brand y Murphy, las únicas dos mujeres "fuertes" en el filme y que no tienen otro propósito más que seguir las órdenes de Cooper o vivir esclavizadas mental y sentimentalmente a él—, sino que además elimina toda incertidumbre o supuesto misterio de la película: la fuerza descomunal aplicada al personaje de Matthew McConaughey lo convierte invariablemente en causa y consecuencia de todo lo que pasa en la película, pues desde el principio se le otorga este aire cuasimesiánico y hasta profético. El gran misterio no es saber qué o quién es esta anomalía en la habitación de Murphy que enciende la película, sino saber cómo es que Cooper se convertirá en ella, pues, con la omnipotencia que se le da al personaje desde el principio, no es muy difícil deducir que él está detrás de todo: él es esa misteriosa mano que aparece de la nada y sin motivo quiere tocar a Brand; él es el misterioso fantasma que, por alguna razón desconocida (para los personajes), le dice "QUÉDATE". La contribución viene también gracias al personaje de Murphy, quien, sin mucha coherencia con el personaje, súbitamente convierte a su personaje en una especie de santo que soluciona todo, en la llave y la solución de todos los problemas.

(FIN DE LOS SPOILERS)

Interstellar

Tampoco es que Interstellar no tenga aciertos, aunque casi todos vienen de su apartado técnico y de su score, compuesto por el asiduo de Nolan, Hans Zimmer. Visualmente tiene escenas increíbles (la entrada al agujero de gusano, la llegada al nuevo sistema planetario, el planeta frío...), además de jugar con el montaje y tomas que asemejan a grabaciones del despegue de archivo de la NASA. Sin embargo, mi elemento favorito fueron los robots CASE y TARS: con un diseño que homenajea al monolito de 2001..., su capacidad de adaptación y funcionamiento es ingeniosa —¿alguien había propuesto un funcionamiento mecánico así antes?—, además de resultar personajes más coherentes y divertidos que los personajes humanos. Como apunte muy personal, y pese a todo lo dicho arriba, la encontré más entretenida que Gravity; mientras que la de Cuarón se enfoca más en la introspección del ser y la realización de su nimiedad en el universo, Interstellar habla del atrevimiento de ir más allá, de conquistar la noche y de la aventura inherente a la exploración y el descubrimiento.

Interstellar, en conclusión, me parece una película que vale la pena verse, incluso con sus fallos. Su fascinación sobre lo desconocido y lo que hay más allá resulta incluso inspirador en el fondo, y en ese sentido, en uno muy subjetivo y personal, puede considerarse junto a los mejores clásicos del género de aventuras: lo que hay allá afuera nos hace tan pequeños como lo dejemos y puede maravillarnos tanto como lo deseemos.


Interstellar
Interstellar
Estados Unidos, Reino Unido: 2014
Director: Christopher Nolan
Protagonistas: Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Jessica Chastain, Michael Caine

lunes, 27 de octubre de 2014

Monstruos comecarne

Tokyo ghoul

Acorde al espíritu de las fechas, recomiendo una de mis series favoritas del verano. Terror, acción y gore, Tokyo ghoul me pareció una obra bastante llamativa y con personajes interesantes, además de una calidad de animación bastante buena.

Tokyo ghoul muestra la transformación de Ken Kaneki, un joven de 19 años, en un ser híbrido entre ghoul y humano: tras tener una cita con Rize Kamishiro y acompañarla a su casa ya de noche (dadas las noticias sobre apariciones de ghouls en la ciudad pero, sobre todo, como un gesto caballeroso que deja asomar intereses sexuales), Kaneki es atacado por la misma Rize, que resulta ser un ghoul. Buscando comérselo, Rize azota a Kaneki con sus extremidades ghoul (llamadas kagune), arrojándolo al final a un terreno en construcción con suma violencia y sangre de por medio. Finalmente, a punto de comérselo, varias vigas caen atravesando mortalmente a Kaneki y matando a Rize. La sorpresa para Kaneki vendrá al despertar horas después en un hospital: tras intentar salvarlos a él y a Rize -ella, al igual que todos los ghouls, puede verse perfectamente como humana a voluntad-, el doctor en turno decidió que, dada la muerte de Rize y la agonía de Kaneki, trasplantaría órganos de la primera al segundo, lo que le permite seguir viviendo pero inicia con la maldición: Kaneki eventualmente comenzará a ser invadido por un hambre atroz y, a la vez, desarrollará asco por la carne de animales, vegetales, frutas y cualquier comida "normal". Al punto de la demencia y solo en su casa -es huérfano-, una espectral aparición le dará la noticia: es un ghoul y necesita comer carne humana. La aparición, por otro lado, no es otra que la propia Rize, quien, de algún modo, ha logrado colarse a su conciencia a través de sus órganos.

Tokyo ghoul

El conflicto principal de Tokyo ghoul tiene que ver con la transformación de Kaneki y su reacción ante ello: de pasar primero al horror de descubrirse mitad monstruo, con hambre incontrolable por comer humanos, el protagonista posteriormente acepta su estado gracias a la intrusión de Touka Kirishima, una chica ghoul que sorprende a Kaneki resistiéndose a comer carne, y Yoshimura, un anciano ghoul que se dedica a ayudar a ghouls en problemas y darles un modo de vida "digno". Yoshimura es el dueño de una cafetería llamada Anteiku -aclarar que el café, además de la carne humana, es el único alimento que los ghouls pueden comer y que no los provoca asco-, que fue la visitó junto a Rize en su cita. Anteiku en realidad es una especie de santuario para ghouls, pues, además de funcionar como punto de reunión entre los monstruos, emplea únicamente a éstos, todo en aras de otorgar trabajo y un modo de vida "civilizado" a los ghouls que así lo deseen. Ésta es una de las sorpresas que más afectarán a Kaneki durante la serie y que lo ayudarán en su aceptación: el hecho de que los ghouls pueden ser personas civilizados y respetuosas con la vida humana. Y así, bajo la protección de Yoshimura y Touka, y junto a un nutrido grupo de secundarios, Kaneki inciará su nueva vida como mitad ghoul, no sin antes conocer el lado monstruoso de sus nuevos colegas y empezar a ser parte de un conflicto latente que podría afectar nos sólo a sus amigos y a otros ghouls, sino a todo Tokio y el mundo entero.

Los temas que maneja la serie, y que se pueden deducir de lo anteriormente escrito, son vistos desde la perspectiva de Kaneki, quien no sólo es nuevo dentro de esta sociedad de parias, sino que no es totalmente como ellos, al ser un híbrido humano-ghoul, lo cual le da capacidades distintas y una apariencia única: a diferencia de los demás ghouls, que al "transformarse" adquieren unos ojos negros y con iris roja, Kaneki sólo puede transformar uno de sus ojos, quedando el otro como el de un humano. Estos temas tienen que ver tanto con la historia personal de Kaneki (su vida pasada y las razones por las que es huérfano, el horror de convertirse en un monstruo, su viacrucis al resistir el hambre que lo domina e invita a comer amigos e inocentes...) y con los propios de lo ghouls (su lucha contra los humanos, en la que el propio gobierno japonés está involucrado y que busca el exterminio total de los monstrups; la convivencia entre ghouls, que puede ir desde la civilidad hasta el sadismo; su relación con los humanos y la perspectiva de cada ghoul al respecto...). Particularmente, me quedo con las reflexiones sobre qué es la monstruosidad y sus motivos: si en el caso de los ghouls, su repudio radica en que comen humanos, ¿qué nos hace pensar que no somos tan monstruos como ellos, nosotros que torturamos y matamos animales sólo para comer, a veces incluso sin hambre? Otra de las caras del conflicto humano-ghoul también será el de la percepción de los primeros sobre los segundos, el cual Kaneki experimentará en primer persona al conocer a una familia de ghouls cuyo amor entre ellos y el sadismo con el que los humanos los atacan le hará replantearse totalmente su identidad y su nuevo papel en la sociedad.

Visualmente, la serie es sumamente gore, por lo que la censura en Japón no se ha hecho esperar. Lo curioso es que no todo el gore es necesariamente violento, sino que habla del retrato lógico de unas criaturas que comen carne humana. La crudeza de las imágenes radica en la sutileza de la presentación, pues, a diferencia de los humanos, muchos ghouls no cocinan humanos, sino que se los comen siendo cadáveres. Más crudo aún resulta el sadismo de los ghouls que han decidido entregarse a su naturaleza más primitiva, llegando incluso a no distinguir entre humanos y otros ghouls y devorando a todos por igual, todo con tortura física y sicológica de por medio. La acción, que empieza aparecer a medida que avanza la serie y que alcanza su cenit en los últimos capítulos, también tiene su lado gore, aunque está más enfocada en mostrarnos lo que son capaces de hacer los ghouls en plena potencia. En este sentido la serie me recordó mucho a Hellsing, en donde los enfrentamientos no sólo son una demostración de golpeas y armas, sino también de la capacidad de usar la carne y sangre propias como herramienta de ataque.

Sus defectos, por otro lado, no me parecen tan evidentes y tienen que ver más con una cuestión de expectativas (al menos en mi caso). Uno de ellos tiene que ver con esta obsesión casi cliché del anime y de su cultura con el asunto de las maidens, los butlers y las cafeterías. En el caso de Tokyo ghoul esto cambia el registro visual y la conducta de los personajes, en especial de Kaneki: de los primeros capítulos, donde Kaneki vive en constante agonía física y sicológica en la oscuridad de su casa, cuestionando su propia identidad y su posible locura, pasamos en capítulos posteriores al ambiente brillante (metafórico y literal) de la cafetería, donde reina un cierto ambiente de conformismo y paz que refleja más el de un animal domado que el de un hombre civilizado. Aunque el punto servirá como contraste, justamente, para esos ghouls que no aceptan las reglas de sociedad humana, no deja de resultar un freno en el desarrollo del protagonista y de la mayoría de los personajes: la adopción de una vida aburrida y conformista.

El otro, y derivado casi en su totalidad del anterior, tiene que ver con el cambio del género: a partir de la aceptación de Kaneki como ghoul, el terror de la serie se pierde y pasa a ser acción sangriento, con conflictos que tienen que ver más con tácticas de ataque que con desarrollo de personajes. Esto no es necesariamente malo, pero creo que deja de lado un aspecto interesante de la serie que pudo dar para más.

Finalmente, destacar que la producción, a cargo del estudio Pierrot (Yuu Yuu Hakusho y Naruto, entre otros), es casi impecable: el acabado visual del Tokio nocturno es bastante decadente, con una atmósfera que vuelve peligrosa cualquier vuelta de esquina o callejón, contrario al Tokio diurno y prácticamente ajeno a la trama principal. Las secuencias de acción, con el uso de kagunes y quinques -armas que el escuadrón antighoul del gobierno hace con los kagunes de los ghouls muertos-, son sumamente fluidas y con secuencias y coreografías complejas. Del gore ciertamente no podría hablar mucho, ya que los capítulos que vi estaban censurados, pero hay un evidente ánimo por ser explícitos si la historia lo requiere.

Y un detalle más: el opening, El efecto caleidoscópico de algunas imágenes y el contraste de colores tan vivos me encantó.


lunes, 20 de octubre de 2014

Batichica venti

Batgirl

Leí el nuevo 'Batgir', de Brendan Fletcher, Cameron Stewart y Babs Tarr. Está mono y todo, pero siento que está muy desesperado por ser un 'Hawkeye' o un 'Young Avengers' de Gillen y McKelvie (incluso un poco un 'Scott Pilgrim'). Se entiende que quieren darle un nuevo aire al personaje y darle más frescura y mundanidad pero, como en casi todo lo referente al universo cinematográfico, DC debería dejar de estar tan desesperado por hacer algo y más interesado y deseoso de construir algo. 

Habría que pensar también a qué público va dirigido: poniéndola en contraste con 'Ms. Marvel' y Kamala (que es un personaje con una identidad cultural muy específica pero que no impide al lector sentirse identificado con ella), Barbara Gordon parece estar dirigida a "los hípsters", grupo que no necesariamente genera empatía en todos: en su primera aventura en esta nueva etapa, Babs se muda a un barrio hípster, despierta al día siguiente después de tener una fiesta llena de hípsters en su nuevo depa (hay una escena/diagrama de la fiesta que sigue el mismo esquema que en números de ‘Young Avengers’ y ‘Seconds’, de Bryan Lee O’Malley), va a una cafetería hípster por un café para la cruda, a alguien en el café le roban un iPad y Barbara decide que es el momento de ser superheroína y resolver un first world problem, descubre que le robaron su lap, idea un plan que consiste en hacerse de un perfil en una app de ligue a la Tinder (“Hooq”), descubre que el malo es DJ y que su gran plan tiene que ver con el manejo de información privada robada de smartphones (entre ellas “fotos privadas”)… En fin, que, más allá de alguna discusión teórica sobre qué es o no hípster, queda claro que la nueva Barbara se mueve en el mundo de las redes, los gadgets, las visitas frecuentes a Starbucks o símiles y las fiestas alternativas. ¿Habrá Batgirl más allá de todos estos detalles superfluos o estamos ante una serie sobre las vicisitudes de un grupo de personas cuya mayor preocupación son las redes, las fiestas y las tendencias?

Cabría hacer énfasis en el hecho de que hay una diferencia y distancia entre el nuevo mundo de Barbara y la propia protagonista: aún con lo abrumadoramente hueco que luce su nuevo mundo, Barbara tiene un aire naive –el momento en el que crea su perfil para Hooq– y mantiene una sencillez y rectitud atípica de una persona de su edad viviendo en el contexto en el que vive, o al menos del retrato común que suele hacerse del hípster en la cultura popular. En cuanto al tema del manejo de personajes femeninos como material onanista, Batgirl acierta en lo más elemental mostrando a Barbara en ropa interior (con una playera) sin hacer una escena porno de ello: una chica en bragas, con destellos de pudor y con proporciones y poses físicas comunes, sin (necesariamente) darle una carga sexual innecesaria e inexistente en el contexto específico de la escena, aun cuando ésta incluye un tipo guapo sin playera en la misma habitación.

Sin ánimo de reprobar la cultura hípster, pues no hay nada moralmente negativo en ella (o no más de lo que lo hay en otros grupos culturales), ojalá que la serie de Batgirl y el propio personaje vayan más allá de temas que, aunque son tendencias actuales entre cierto porcentaje de adolescentes y adultos, no suelen presentar situaciones de conflicto significativo o de crecimiento para el personaje (algo que, dado el retrato de Batgirl de una adolescente, es necesario). Y bueno, si la serie seguirá la misma tónica que el nuevo personaje, esperar que adopte el tono correcto como serie de humor ligero, y que no termine en constante baile entre una “historia seria” y una historia ligera de adolescentes. 

jueves, 26 de junio de 2014

Las dos cabezas de ‘Game of thrones'

 photo GameofThrones4

En ‘Doctor Who’, la antediluviana serie británica sobre un alien que viaja por el tiempo y el espacio viviendo aventuras que ligera o considerablemente cambian el curso de la historia, el Doctor (mencionado alien y protagonista) resume su ética de travesías en el hecho de que el flujo del tiempo –pese a poder ser alterado (y alterarse a sí mismo) en mayor o menor medida– tiene puntos inamovibles: eventos que, en conjunto, sirven como esqueleto de ese un organismo conocido como timestream, y que, por lo mismo, no deben ser alterados, so riesgo de que la realidad misma colapse. Cuando ocurrió algo así, la serie desembocó en un paisaje terrestre cuasionírico, con personajes de todas las épocas que convergieron en lo que se supuso erea el presente; y había elementos que no obedecían a ninguna lógica física.

Un poco así concebía yo el entramado de la versión televisiva de ‘Game of thrones’, basada en la saga literaria de ‘A song of ice and fire’, pero pese a que la serie podía ir y venir en detalles pequeños a través de la historia, me parecía –a mí y a muchos– que había detalles que era imposible alterar, por lo que debían estar ahí para mantener cierta coherencia con la trama televisiva.

No obstante, la recién terminada cuarta temporada vino a tambalear esa seguridad, que aunado al hecho de que la versión en TV se acerca más a los libros, y que George R.R. Martin no tiene prisa por continuarlos, podría darnos una bifurcación que, pese a sus similitudes, haría de ‘Game of Thrones’ un producto diferente en la televisión al de los libros.

Este cambio se hizo más obvio en la cuarta temporada, en la que, más que cambios considerables, la serie comenzó a aportar información que no aparece en los libros. El caso particular: el capítulo ‘Oathkeeper’. Al final vemos cómo uno de los bebés de Craster es llevado por un caminante blanco (white walker) a una suerte de castillo o fortaleza hecha de hielo, que se infiere está en las tierras del invierno eterno. Ahí hay un grupo de caminantes blancos en actitud ceremonial, pues uno –que parece portar una corona– toca al bebé en la mejilla y lo transforma en uno de ellos.

La escena es relevante porque le da una nueva dimensión a los white walkers (organizados y aparentemente gobernados por un rey); revela su origen, cómo se reproducen y echa luz a un misterio menor de la serie (qué ocurría con los bebés de Craster… porque yo pensé que se los comían, jo) y nos localiza en una parte de Westeros que, aunque no se especifica, queda claro que es las tierras del invierno eterno (la parte norte del continente, mucho más allá del Muro, a donde el verano nunca llega).

Ahora, ¿qué implica esta revelación? ¿Abona únicamente a la mitología de la serie o también será canónica en la saga literaria? Aunque no contradice nada establecido en los libros, extraña que la revelación sea aquí, en un producto derivado y no en la obra de origen. Si esto implicase que, a partir de aquí, la serie empezará a marcar distancia con los libros, algunos cambios trascendentes tendrían sentido (la muerte de Jojen Reed, por ejemplo) y al mismo tiempo explicaría la ausencia de muchos elementos que, si bien en los libros no terminan de revelar su importancia, es claro que forman parte de algo más grande.

Otro dato que apoyaría la teoría de que el producto televisivo buscaría apartarse de los libros,radica en que esa trama está a una temporada de alcanzar la historia literaria, por lo que, aunque se publicara el siguiente tomo durante el próximo año, las temporadas subsecuentes (6 y 7, por lo menos) terminarían agotándolo –si se sigue el ritmo que hasta ahora se ha tenido con las adaptaciones–, y dado el arco de publicación actual, es probable que no se vea otro libro en al menos 4 años, con lo que la serie se quedaría sin material literario para alimentarse.

Por ende, es necesario hacer una lista de los cambios significativos en la serie, con ausencias que (dado el orden cronológico en los libros) deberían haber aparecido ya en pantalla…Aunque, claro, eso no implica que no los veamos en próximas temporadas.

-Lady Stoneheart
La ausencia más significativa de la temporada 4 es la de este personaje, pues es una mujer misteriosa que, tras la boda roja, empieza a hacerse notar en la región del Tridente, acompañada de un grupo de forajidos, conocido como la Hermandad sin Estandartes, a la que parece dirigir tras la ausencia de Beric Dondarrion, quien peleó contra el Perro (The Hound) durante la temporada 3. La importancia de Stoneheart es crucial porque –sorpresa– es otra una revivida Catelyn Stark, quien, tras la boda roja es encontrada por los bandidos y traída a la vida por Thoros de Mir, bajo órdenes de Beric, el caballero resucitado quien decide darle su “vida” a la señora Stark. Aunque en el libro aún no ha realizado alguna acción crucial, su futuro parece estar sumamente enlazado al de Brienne de Tarth y Jamie Lannister, pues esta dama busca venganza contra quienes la traicionaron (la primera) y aquellos que realizaron la masacre en el castillo Frey (el segundo).

-Nymeria
Sí: la Hermandad encontró el cadáver de Catelyn Stark a orillas del río, pero ellos no fueron quienes lo llevaron hasta ahí. Después de ser arrojada al río (en clara burla a los ritos fúnebres de su familia), Nymeria, la loba de Arya Stark, a la que perdimos de vista en el primer libro y la temporada 1, en la saga y la serie, respectivamente, es la que la trae de vuelta. Nos enteramos de ella gracias a Arya, quien tiene un sueño en el que corre por el bosque, huele un aroma familiar y se lanza al río, donde encuentra el cadáver de una persona a la que ama mucho. El dato revela que Arya, al igual que su hermano Bran, es capaz de meterse en la piel de su loba, y que ella sigue viva y fortaleciéndose, pues otras tantas “visiones” de la niña, incluso del otro lado del mundo, nos lo hacen saber. ¿Habrá reencuentro entre Arya y su poderosa loba en un futuro?

-El cuerno de Joramun y el hijo de Mance Ryder
Cuando Jon Snow se une a los salvajes se entera de dos cosas: una de las metas de su nueva tribu es encontrar el Cuerno de Invierno, que se dice perteneció a Joramun, un Rey Más Allá del Muro, muerto hace miles de años y que puede despertar a los gigantes y derribar el Muro; y la otra es que Mance tiene una concubina llamada Dalla, quien es su consejera. Cuando Snow vuelve a negociar la tregua tras el asedio al Black Castle, se encuentra con que Mance Ryder lo ha hecho suyo (tras saquear cientos de tumbas) y que, además, Dalla ha dado a luz justo al hijo que concibió con Ryder, aunque ella murió durante el parto. El niño tendría importancia, pues al ser el “príncipe salvaje” e hijo de un rey, Melissandre y Stannis, aposentados ahora con la Guardia de la Noche, podrían usarlo para uno de sus sacrificios rituales.

-Los Greyjoy y Cuerno Dragón
Aunque cronológicamente aún es factible que su historia no ocurra dentro de la trama de la serie, resulta extraño no tener noticias sobre el posible elenco para los demás miembros de la familia de Theon, pues su historia se antoja crucial para el desarrollo de la trama televisiva. Tras la muerte de Balon Greyjoy, el patriarca de la familia, Aeron Greyjoy (ya presentado en la temporada 2) llama a asamblea de sucesión. Los candidatos son varios, aunque resaltan tres: Asha Greyjoy, hermana de Theon; Victarion Greyjoy, hermano de Balon y tío de Asha y Theon, y Euron Greyjoy, “Ojo de cuervo”, hermano rebelde de la familia y quien, al momento de la elección, revela tener en su poder el Cuerno Dragón, que al ser tocado puede controlar a los dragones que lo oigan. Al ser elegido, Euron comanda a su hermano, Victarion, a dirigirse en busca de Daenerys Targaryen junto con el cuerno, para desposarla y hacerse del control de sus dragones.

-Jojen Reed sigue vivo
Pues eso: a diferencia de la serie, Jojen Reed sigue vivo, aunque enfermo. Aunque su papel en los libros aún parece no terminar, su muerte en la serie significaría que en realidad el personaje ya no tiene nada que ofrecer (aunque eso es un spóiler para los lectores).

Los caminos pueden ser varios, pero al mismo tiempo arriesgados. La trama televisiva ha demostrado que puede vivir sin seguir al pie de la letra lo escrito por R.R. Martin, pero ¿qué tanto alejaría la historia de lo concebido por la mente original? Sin duda, un camino que no necesariamente tendría que continuar, tomando en cuenta el fanatismo que se ha generado con esta serie, y la atención de un público masivo que le dado visibilidad a un autor y una historia que antes eran de nicho. #MainstreamIsComming

 photo GameofThrones4

martes, 27 de mayo de 2014

Días que fueron y no serán

Dofp

No creo que X-Men: Days of future past (2014) "arregle" la saga cinematográfica en el sentido del que todos hablan, pues arreglarla implicaría hacer funcionar los viejos elementos de ésta o darle sentido y coherencia a lo ya establecido. El asunto es más una cuestión de borrón y cuenta nueva a conveniencia, en la que, sí, se mantienen ciertos lineamientos básicos, pero para cualquier persona que analice a fondo la situación de la franquicia (películas en solitario de Wolverine de por medio), verá que lo que ha hecho la nueva entrega cinematográfica de Bryan Singer es un cúmulo de contradicciones y hoyos argumentales que, pese a todo, se sostiene con solvencia en lo elemental.

Fuera de ello, y habiéndolo señalado más como un detalle que como una queja, me es imposible, como fan de los mutantes, hablar mal de Días del futuro pasado, pues en ella convergen varios elementos que me fascinan: por un lado, el mero hecho de ser una película de superhéroes me pone indulgente ante la situación, una debilidad de la que nunca he renegado, pues prefiero disfrutar antes de amargarme la experiencia; un elenco inmenso en cantidad y calidad, por otro lado, que se disfruta tanto por ser el encuentro de la vieja saga cinematográfica como por su calidad actoral per se, aún con una cantidad considerable de personajes desaprovechados, y, finalmente, el regreso de Bryan Singer a la silla en la filmografía mutante, noticia que para el cinéfilo promedio no debería tener significado especial, pero para los que disfrutamos los inicios de la franquicia en cine dice mucho.

La historia es una adaptación de una de las más famosas historias de los mutantes (cuya portada, por cierto, es considerada como la más homenajeada y parodiada en la historia de los cómics) en la que, en un futuro dominado casi en su totalidad por centinelas, los X-Men sobrevivientes deciden mandar al pasado a uno de sus integrantes y evitar el asesinato de un funcionario político que desatará una ola de odio antimutante. En el caso de la película, el elegido para viajar al pasado es Wolverine (Hugh Jackman), quien, instruido por los viejos Charles Xaver (Patrick Stewart) y Magneto (Ian McKellen) y ayudado por Kitty Pryde (Ellen Page) en el proceso de "traslado de conciencia", despertará en su cuerpo en los años 70 y buscará a los jóvenes Xavier (James McAvoy) y Magneto (Michael Fassbender), todo para detener el asesinato de Bolivar Trask (Peter Dinklage), creador de los centinelas, a manos de la mortífera Mystique (Jennifer Lawrence).

Dofp

Recordando al movimiento de J. J. Abrams en Star Trek (2009), Singer aprovecha el pretexto para reescribir algunas cosas de la vieja trilogía, no sin dejar los sendos hoyos argumentales y de coherencia ya mencionados. En todo caso, la tolerancia al respecto ha sido casi unánime, pues permite deshacer malas decisiones argumentales, especialmente en X-Men: The last stand (2006), y da espacio a alguna posible continuación de la vieja trilogía, o bien, a su cierre de modo decoroso y hasta emotivo. El desarrollo de ambas historias durante la cinta es equilibrado, dejando al futuro para escenas de acción, bien ejecutadas y con despliegue apantallante de efectos, y el presente para desarrollar a los jóvenes personajes y el conflicto nuclear. De la línea temporal iniciada en X-Men: First class (2011), por otro lado, aún quedaría mucho que decir, y entre cierta escena postcréditos y ciertos guiños a nuevos mutante y situaciones, se ve que hay un plan a largo plazo para más películas.

Sus problemas, en todo caso, me parece que son mínimos y tienen que ver con lo habitual en elencos grandes, donde siempre hay personajes que quedan como mera decoración. En este caso quedan de lado dos de los personajes que, se supone, serían básicos en la historia: Mystique, intepretada por Jennifer Lawrence y que desde la película anterior resultaba un personaje sin brillo ni personalidad (y muy distinto de su contraparte del cómic, donde es una asesina despiadada) y Bolivar Trask, interpretado por Peter Dinklage (en boca de todos por su papel como Tyrion Lannister en la serie Game of thrones), cuyo personaje, que se supone el enemigo central, parece que nunca termina de despegar y se queda en meros retazos de algo que pudo ser (¿un Mengele antimutantes?) y en ocasiones es sólo anecdótico. Ambos personajes pasan de estar involucrados con el McGuffin a ser parte de él, volviéndose tan trascendental como éste. Quien mejor sale parado es, de lejos, Evan Peters como Peter Maximoff: vapuleado en primeras imágenes del personaje por lo “ridículo” de su look, logra un personaje carismático y atractivo, con la mejor escena de acción de la película (tanto por su despliegue técnico como por su irreverencia) y que, confirmación mediante, volverá para la secuela.

Hablar de qué hace grande la última película de los Hombres X sería hablar desde el corazón del fan, pero me parece que, más allá de las habituales quejas sobre fidelidad al cómic, hay poco que se le pueda criticar negativamente (y con fundamentos) a la cinta. Si bien la proeza de desarrollar un guión en el que convergieran cuatro películas previas no es perfecta en los detalles (y, como mencione, deja varias cuestiones argumentales flotando), en lo general resulta un logro no tanto cinematográfico, sino de amor a la franquicia.

 Dofp
X-Men: Days of future past
Estados Unidos, Reino Unido: 2014
Director: Bryan Singer
Proatagonistas: Hugh Jackman, James McAvoy, Michael Fassbender, Patrick Stewart, Ian McKellen, Jennifer Lawrence