sábado, 25 de febrero de 2012

Recuerdos

Magnetic rose

De entre las obras de Satoshi Kon, una de las más curiosas debe ser la que fraguó junto a Katsuhiro Otomo, creador del manga Akira y director de su cinta animada, allá por mediados de los 90 del siglo pasado. La obra en cuestión, llamada Memories, es un compendio de tres cortometrajes que no siguen una tónica común, resultando tan diferentes entre sí que bien pueden funcionar como obras independientes (y, de hecho, lo hacen), y que sólo comparten el vínculo del mencionado Otomo, pues incluso en lo que respecta a la dirección artística y estilo de animación presentan diferencias bien marcadas.

Estas tres obras son Magnetic rose, un thriller de ciencia ficción que bebe considerablemente de Ridley Scott y Kubrick; Stink bomb, una historia cómica aparentemente basada en un hecho real, y Cannon fodder, una enigmática parábola sobre la existencia belicosa y las aspiraciones humanas.

De entre las tres, la mejor lograda resulta Magnetic rose, que es, justamente, la historia en donde se da la participación entre Kon y Otomo. Dirigida por Koji Morimoto (quien se encargara del cortometraje de la casa encantada en Animatrix), con guión de Satoshi Kon y basado en una historia de Katsuhiro Otomo, Rosa magnética es una space opera sobre una nave recolectora de chatarra la cual recibe, a través del canal de SOS de la nave, una grabación de la música de Madame Butterfly, de Puccini. Saliéndose totalmente del programa de trabajo, el jefe del equipo decide responder a la llamada de auxilio y envía a dos de sus hombres, Heinz y Miguel, a inspeccionar lo que resulta ser un gigantesco cúmulo de chatarra con una fuerza gravitatoria descomunal. Adentro, Miguel y Heinz encontrarán no sólo un increíble mausoleo dedicado a una hermosa mujer llamada Eva Friedel, de la que al principio no saben nada, sino también una presencia ignota que los acechará en todo momento.

Magnetic rose 2

Magnetic rose es una mezcla de muchos elementos en distintos niveles. Por un lado, hay una clarísima influencia del ya mencionado Ridley Scott y su Alien, fabricando un entorno humano espacial destartalado y rudimentario: los tripulantes no conviven en un espacio pulcro y organizado como el de Star Wars o Star Trek, sino en un ambiente caótico y algo ruinoso, desarrollando una relación totalmente informal y hasta cierto punto impúdica, todo alentado por la falta de convivencia humana externa. La esencia de Alien se palpa también en la atmósfera thriller lograda en el desembarco de Heinz y Miguel al mausoleo, creando tensión a causa de un acecho no siempre definido pero que se manifiesta de modo puntual. Incluso la escena de llegada de ambos elementos al misterioso lugar rememora al arribo de la tripulación del Nostromo al planetoide del Space Jockey.

Magnetic rose 3

Kubrick, por otro lado, se convierte en la influencia principal a nivel iconológico. Más allá del aura tenebrosa y siempre en vilo, Magnetic rose trata temas profundos y humanos. La dualidad es uno de ellos, sometiendo a los personajes a disyuntivas entre la realidad y la fantasía, lo vivo y lo muerto, el pasado y el presente, la fastuosidad y la decadencia y lo natural y lo artificial. Más que elementos visuales, estos binomios son cruciales para la toma de decisiones de los personajes, en especial de Heinz, quien ve quebrantada su psique en varias ocasiones a causa de la perspectiva de enfrentarse a estos elementos. También hay un sentimiento abrumador de soledad y vacuidad, usando el espacio exterior como una metáfora de la abstracción del exterior del alma humana, con las penas y tristezas que cada uno encierra en sí y que amplían la nada entre ser y otro. Sus tres protagonistas, Eva Friedel (presente a través del mausoleo y todo lo dedicado a ella), Heinz y Miguel se ven atrapados en un espacio y un momento que los aparta de los demás, potenciando el aislamiento externo que implica el estar flotando en la nada, a años luz de sus seres queridos.

Otro elemento crucial y que ayuda a entender de modo más completo Rosa magnética es la banda sonora, compuesta por Yoko Kanno y que incluye varios fragmentos de la obra de Giacomo Puccini, tanto en lo musical como lo temático. El punto álgido de la película, en el que la influencia de Eva Friedel alcanza su punto máximo, está acompañado de un aria de Madame Butterfly. Asimismo, Eva guarda muchísimas similitudes con Floria Tosca, de Tosca, otra obra de Puccini.

Magnetic rose

En el final, Rosa magnética resulta una historia exhaustiva por su dramatismo, majestuosamente narrada y que no deja clara su naturaleza como historia de ciencia ficción o de fantasía, jugando con el espectador del mismo modo que juega con sus protagonistas, envolviéndolos en mecanismos y artificios que no terminan de entenderse. La pasión de sus personajes, acentuada por el poder de las piezas de ópera, le confieren al metraje una fuerza incandescente, encumbrándose como la que, me parece, es una de las obras de anime mejor logradas de los últimos 20 años.

Bomba apestosa

La segunda parte de Memories es una comedia llamada Stink bomb, dirigida por Tensai Okamura y guionizada por Katsuhiro Otomo, presumiblemente basada en un incidente real ocurrido a Gloria Ramírez.

Nobuo Tanaka, trabajador de una farmacéutica japonesa, ingiere un medicamento experimental para combatir el resfriado que lo aqueja, sin saber los efectos secundarios que éste podría traerle. Después de una siesta durante sus horas de trabajo, despierta para encontrar a todo el personal del edificio inconsciente, procediendo a contactar directamente con los altos mandos de la empresa, quienes le ordenan viajar a Tokio (el laboratorio se encuentra a las afueras de la ciudad) con el medicamento experimental que él ingirió. Nobuo iniciará el viaje con la preciada carga, encontrando a su paso desolación y ruina, así como un gran éxodo de personas hacia Tokio, huyendo de una amenaza que desconocida pero que parece seguirle la pista al joven.

Bomba apestosa 2

Bomba apestosa resulta la historia menos sobresaliente del trinomio, prefiriendo un narración clásica y lineal, sin ápice de pretensión más allá de la narración del evento. Aunque no exige el mismo nivel de producción que el de Magnetic rose, cumple con los requerimientos de la obra, teniendo uno que otro momento visualmente sobresaliente. Es, sobre todo, una crítica al espíritu bélico japonés y estadounidense, ridiculizando los excesos de cada uno y haciendo una ligera mofa de la tensa relación entre ambas naciones en ese aspecto.

Cannon fodder 3

Al final, Cannon fodder completa la trilogía. Dirigida y escrita por Katsuhiro Otomo, es la más experimental y simbólica de las tres, resaltando además por una estética más toon y un tono prácticamente infantil, aunque plagado de metáforas sencillas y muy obvias.

La historia se desarrolla en una ciudad steampunk dedicada exclusivamente al disparo de proyectiles con objetivo allende las fronteras. Se centra en una familia compuesta por el padre, la madre y un hijo, cada uno cumpliendo con un rol dentro de la gran maquinaria urbana: el hijo se educa en un colegio cuyo programa de estudios se basa exclusivamente en aquellas materias que se involucren directamente con el lanzamiento de misiles, la madre trabaja en la fábrica de ensamble de ojivas y el padre labora en el cañón más grande de la ciudad, ubicado en la cúpula más alta y con el mayor poder de alcance y destrucción.

Cannon fodder 5

El motivo de esta perenne guerra es un enemigo que se encuentra a las afueras de la ciudad, el cual nunca se manifiesta de algún modo pero que se sabe que está ahí. Cada recurso económico y humano de la ciudad se encauza en la preservación de la guerra, lo que sólo funciona con la sumisión voluntaria de cada mente de la ciudad en pro del religioso ritual diario de lanzamiento de misiles.

Otomo no tiene empacho en hacer, como ya se dijo, una metáfora sencilla y directa de la sociedad como una masa descerebrada que funciona por ideas estúpidas. Esto se evidencia en dos momentos claves de la película: el pomposo ritual de ataque del cañón supremo de la ciudad (en el cual trabaja el padre de la familia protagonista), en el que participa un hombre condecorado y de gran rango que se dedica a apretar el botón de lanzamiento, y durante una cena de la familia, en la que el hijo le pregunta al padre contra quién están peleando y él sólo atina a responder, sin detenerse a pensarlo ni un segundo, que "lo sabrás cuando seas grande". La escasa cultura de la sociedad, con sus medios de comunicación, gira completamente en torno a la guerra: la estructura steampunk de los edificios recuerda a cañones, con largas tuberías y chorros de vapor escapando constantemente de ellos; las noticias sólo dan información referente a la velocidad del viento u otros factores que afecten al lanzamiento de misiles e incluso los programas de televisión, como "La familia cañón", giran en torno a ello. De ahí que el pequeño de los hijos, al no recibir razones pensadas o información concisa sobre el por qué de la situación local, sólo pueda aspirar, con todo fervor, a formar parte íntegra de esa gran maquinaria en la que se encuentra sumido todo aquel que conoce.

Cannon fodder 2

Memories resulta una obra diversa y plural tanto por la calidad de cada cortometraje en comparación con otro como por las virtudes y fallas de cada obra en su propio contexto. Imprescindible, eso sí, pues sus valores de producción están muy por encima de las películas de animación occidental y anime modernas, y porque, además, tiene tras de sí un grupo de gente talentosa y reconocida: Satoshi Kon y Katsuhiro Otomo no son cualquier cosa.


Poster

Memories
Japón; 1995
Director: Katushiro Otomo, Koji Morimoto y Tensai Okamura
Voces: Gara Takashima, Tsutomu Isobe, Koichi Yamadera, Hideyuki Hori, Isamu Hayashi

jueves, 9 de febrero de 2012

Un comentario sobre Alan Moore

Alan Moore
Alan Moore. Retrato de Frank Quitely (busquen los detalles en la barba...).

Alan Moore siempre me ha parecido que puede dar a veces mala imagen por el sencillo motivo de ser una persona que no siente la necesidad de justificarse constantemente ante la industria y los fans.

Pero cuando habla se nota que es una persona muy consecuente (no siempre tiene razón, pero es un hombre de ideas firmes y nada hipócrita) y de grandes valores humanos.

Si es el más grande no es sólo por su obra, sino porque casi siempre ha sabido mantener una dignidad que ya quisieran muchos. Cumple la máxima de genio y figura.
—Khonshu

(Leído acá.)

sábado, 4 de febrero de 2012

Breves vistas


Drive (2011)

Forma sobre fondo. Un juego de arquetipos en el que la luz es el protagonista principal (no recuerdo una escena significativa en la que el juego de luces y sombras y/o la iluminación no tuvieran un papel fundamental). Pese a todo, y con mi manía por darle a la historia y su narración la máxima importancia, no la encontré tan sobresaliente como me la contaban: los personajes no sacan a relucir mucho de ellos, se comportan como meras fichas de ajedrez o una baraja de tarot, llenando roles en el cuento (tan es así que el protagonista, interpretado por Ryan Gosling, no tiene nombre propio), lo que, a la larga, no genera interés en lo que les pueda llegar a pasar. La identificación o interés con cualquiera de los protagonistas que parece que muchos han experimentado viene, en todo caso, de la pose. En especial de Gosling, que no deja de ser el caballero bien parecido, callado y sobrio que puede convertirse en una máquina de matar sólo para defender a quien ama. Atractivo para cualquier persona.

TGWTDT

Drive
Estados Unidos; 2011
Director: Nicolas Winding Refn
Protagonistas: Ryan Gosling, Carey Mulligan, Bryan Cranston, Albert Brooks


Toki o kakeru shōjo // La chica que saltaba a través del tiempo (2006)

Una comedia de ciencia ficción sobre una chica de preparatoria que descubre que puede viajar a través de la cuarta dimensión y, con ello, arreglar o dar un giro distinto a situaciones propias de una estudiante adolescente. El elemento sci-fi se limita a los mencionados viajes temporales y las posibilidades narrativas que estos ofrecen, con la construcción de intrincados puzzles entre personajes y hechos que suelen hacerse en este tipo de historias, enfocando todo lo demás a las situaciones cómicas y románticas que, junto con los personajes, arrastran varios clichés de series de anime genéricas, lo que no extraña si se toma en cuenta que el director es Mamoru Hosoda, quien trabajó en algunos capítulos y una película de Digimon, así como una película de One Piece.

TGWLTT

Toki o Kakeru Shōjo
Japón; 2006
Director: Mamoru Hosoda
Voces: Riisa Naka, Takuya Ishida, Mitsutaka Itakura


Bridesmaids (2011)

Su mayor logro debe ser la transgresión de la norma de que la comedia femenina y/o de boda debe estar exenta de humor escatológico: en Bridesmaids ni todas son muñecas de porcelana impecablemente vestidas (o desaliñadas, pero aun así muñecas) ni tampoco se desviven en situaciones femeninamente ridículas y frívolas (sobre todo en comedias de boda) o escenas de amor/sexo insoportablemente cursis. Aquí las mujeres cagan, vomitan y cogen cual si estuvieran en comedia masculina adolescente y, además, no son bellezas deslumbrantes o arquetipos de mujeres sentimental y laboralmente realizadas. Y ese también es su defecto más notorio: fuera de la "novedad" que una comedia de bodas no sea una tontería como esto, tenemos a una comedia cualquiera, con algunos personajes principales bastante grises (la mitad de las bridesmaids, por ejemplo), unos secundarios desaprovechados (Rebel Wilson y Matt Lucas, ni más ni menos) y una historia que ya en su recta final cae muchísimo. Destacan, eso sí, Kristen Wiig (quien escribe y protagoniza la película) y Melissa McCarthy, nominada a un Oscar por esta película, en un personaje que ni a Judd Apatow en horas altas...

Bridesmaids

Bridesmaids
Estados Unidos; 2011
Director: Paul Feig
Protagonistas: Kristen Wiig, Maya Rudolph, Rose Byrne, Melissa McCarthy


The girl with the dragon tattoo (2011)

Después de la grandiosa The social network (una de las mejores películas del 2010), David Fincher parece meterse en un mero encargo cinematográfico y dirige The girl with the dragon tattoo, basada en el primer libro de la saga novelística escrita por Stieg Larsson, el cual ya fue adaptado en 2009 al cine, aunque sin el respaldo comercial de Hollywood. Hablando de modo totalmente subjetivo —como en todo lo escrito anteriormente...—, resulta una película tan densa y fría que nunca conecta con el espectador, y que basa todas sus virtudes en la historia, que versa sobre la investigación del paradero de la integrante desaparecida hace 40 años de una familia asquerosamente acaudalada; y en Lisbeth Salander, uno de los dos personajes principales, quien es interpretada por Rooney Mara, en un papel que exige físicamente mucho poder y excentricidad, pero que histriónicamente no explota mucho (en ese sentido, me sigo quedando con Daniel Craig). Por lo demás, ocurre algo parecido que con Drive, forma sobre fondo, aunque aquella no se ahogaba en sí misma con enredos innecesarios. La narración intenta ser vertiginosa e interesante, pero por lo general todo termina en una serie de soliloquios de personajes en los que no llegas a interesarte nunca. Mención especial a su final: media hora de eventos narrados de modo aún más aburrido y tedioso que en la película y con los que sólo esperas que, por favor, la película termine ya. Una película no recomendable y con la que termino de confirmar mi total desinterés por el fenómeno literario Millennium.

TGWTDT

The girl with the dragon tattoo
Estados Unidos, Suecia, Reino Unido, Alemania; 2011
Director: David Fincher
Protagonistas: Daniel Craig, Rooney Mara, Christopher Plummer, Stellan Skarsgard

jueves, 2 de febrero de 2012

Mis respetos

A principios de 2010 fui a Guadalajara durante cuatro meses por una movilidad estudiantil. Estando allá, abrí una cuenta de ManHunt (un foro para hombres gay, usado principalmente para conocer gente para relaciones sexuales). Aunque me mensajeaba con varias personas, sólo vi a una persona en vivo, un chico bastante guapo de 23 años. Lo contacté porque en su foto, tomada en su habitación, podían apreciarse al fondo muchísimos pósters de personajes de videojuegos y cómics. Banalmente hablando, me enamoró.

Nos encontramos en el centro, en una fuente que se encuentra en Plaza Universidad, frente a la biblioteca de la ciudad. En aquel tiempo —no recuerdo la fecha exacta, disculparán— había varios puestos ambulantes ocupando la plaza. Sentado en la fuente, lo vi llegar por entre los puestos. No sólo era físicamente bello, sino que vestía muy bien (en comparación conmigo, que compro mi ropa en Wal-Mart). Se acercó y me pregunto si era yo a quien esperaba, y asentí. Tonteamos unos minutos en la fuente y luego me invitó a comer a un restaurante de comida china a unas cuadras de ahí. A pesar de estar físicamente en buena forma, tenía mucho apetito, incluso más que yo. Platicamos un rato de tonterías y, al terminar, fuimos a un parque cercano a sentarnos y platicar en las bancas.

Me deslumbró por varios motivos. El primero fue su nerdismo: era un aficionado de cómics (aunque de DC, desgraciadamente...) y enseguida conectamos en ese sentido. Justamente ese día llevaba un libro de pasta dura: la enciclopedia de personajes de la editorial DC. Me contó de cuánto lo amaba y de cómo lo había conseguido, y que en esa ocasión lo llevaba porque daba terapia sicólogica a niños y había uno en particular con el que había congeniado gracias a su gusto por los cómics, y ese día llevaba el libro para la sesión que había tenido durante la mañana con él. Me contó más de él: de que era un aficionado a los videojuegos (e incluso había sido host de un programa de televisión sobre ello en Guadalajara) y la cultura coreana. Me dijo que tomaba clases de ello e incluso me enseñó un examen que ese día había recogido, ya revisado. Le encantaba el k-pop (y detestaba el j-pop, porque me criticó mi gustito por una canción que traía metida en aquel entonces en la cabeza gracias al anime de Naruto) y deseaba con mucho ahínco viajar a Corea. También compartió conmigo algunos relatos de su trabajo como activista en contra del VIH/Sida, de cómo era algo que, pese a ser mortal, no era de cuidado para los jóvenes, especialmente los homosexuales. Trabajaba dando cursos sobre capacitación y haciendo pruebas de detección de Sida; incluso, en nuestro paseo por el centro, pasamos por uno de los consultorios donde había trabajado.

Finalmente nos sentamos en no recuerdo dónde y platicamos por largo tiempo de sus aspiraciones, de las mías y de nuestros planes. Me intimidó muchísimo, pues aparte de ser un galán era una persona con un discurso contundente y enérgico, muy crítico y con mucha inteligencia. Llegó un momento donde me sentí pequeño a su lado, minúsculo, pero todo se solucionó con algo: él sonrío. Amo y vivo por el amor a las sonrisas, que para mí son la puerta del alma y el corazón, y la suya era hermosa y sincera. Siendo de nuevo banal, me enamoré más.

Sin embargo, no todo terminó tan bien, al menos no para mí. No contaré los detalles porque no viene al caso hacerlo, pero me dijo muchas cosas sobre el amor y las relaciones que me decepcionaron mucho, no porque esperara ser su novio, sino porque en verdad eran cosas que me sentía imposibilitado a tolerar. Tenía, además, manías personales bastante misántropas. Cuando nos despedimos, puse una mano sobre su hombre de modo fraternal: él me miró y me dijo "No hagas eso, no me gusta". No sé si hirió mi orgullo o algo más, pero eso, aunado con pequeñas conversaciones que habíamos tenido al día siguiente por chat, me hicieron decidir cortar toda relación con él (o sea: borrarlo de msn y de facebook). Llegué a detestarlo, incluso, y durante bastante tiempo hablé de lo mal que el tipo me había caído por ese detalle.

Pese a ello, yo sabía, en el fondo, que había tenido una cita amistosa de ensueño. Hubo dos detalles que me hicieron (de nuevo, banalmente hablando) amarlo todavía más:

El primer momento fue cuando pasamos frente al aparador de una librería y a los dos nos brillaron los ojos ante la perspectiva de ciertos libros. Fue un momento precioso, donde nos dedicamos a hablar, en la calle, de cuánto amábamos leer. Pasé la prueba de fuego con honores, pues cuando me preguntó sobre mi libro favorito, fui sincero: 1984, de George Orwell. Incluso ahí he de decir que no todo fue miel para mí, pues me comentó sobre su costumbre de no terminar los libros: sólo leía lo que le interesaba de alguna novela o ensayo y la desechaba. Eso lastimó un poco mi amor por él.

Y el segundo fue después de la cita. Al llegar a casa, entré a Facebook. Él escribió (parafraseando):

¡Grata sorpresa la de [yo]! Excelente tarde, muy amena. Esperando otra igual.

Como dije, y aún con este mensaje tan halagador, nunca más volví a verlo. Y fue decisión mía, pues, en un acto de egolatría, decidí que alguien con los errores que él tenía no valía la pena como para otra cita.

Terminé mi movilidad y me fui de Guadalajara. Lo vi sólo un día, pero, pese a todo lo desagradable que decía que me resultó, sé que fue una tarde hermosa, de esas que pocas veces he tenido en la vida.

Meses después, y ya pasado aquel desplante de mamonería de mi parte, decidí buscarlo en internet, pero no lo encontré. Sólo recordaba su nombre, pues era muy peculiar, pero ni eso ni otros datos que pudieran llevarme a él me sirvieron para encontrarlo, ni siquiera en Facebook.

Hoy en la tarde he sentido una punzada: "Debería buscarlo y ver cómo está". He metido en Google su nombre, Tonatiuh, y "Guadalajara". Sabiendo que eso no sería suficiente en lo absoluto, decidí por una palabra más: "Coreano".

Lo encontré. Su nombre completo, que no lo recordaba, era Tonatiuh Olivares Medina.

Tonatiuh

Lamentablemente no encontré su perfil de Facebook o algo así: encontré una entrada de blog de un amigo suyo, rindiéndole respetos. Tonatiuh se suicidó el pasado 8 de julio. Su amigo menciona que por depresión.

Se me hizo un hoyo en el alma.

Escribo esto con todo mi respeto, amor y admiración por Tonatiuh. Lo conocí un solo un día y, de un modo platónico, lo amé muchísimo, demasiado. No sé cómo me duele tanto, pero lo hace, y quiero dejar una constancia en algún lugar de que, pese a todo el tiempo sin saber algo de él, nunca lo olvidé, ni a él ni a esa sonrisa tan enternecedora que me fascinó aquella tarde en Guadalajara. Un saludo, Tonatiuh. Disculpa el modo en que me comporté, y mis más sincero y humilde pésame a cualquier amigo o familiar que llegue a leer esto.