jueves, 3 de febrero de 2011

Sobre la educación académica

Otra cosa que se enseña desde el principio es desconfiar del propio juicio. A los niños se les enseña sumisión a la autoridad, cómo averiguar las opiniones y decisiones de los demás y cómo citarlas y cumplirlas.

[...]

Como cualquier otro escritor, recibo continuamente cartas de jóvenes que están a punto de escribir tesis y ensayos acerca de mis libros, desde varios países, especialmente de los Estados Unidos. Todos dicen: "Deme, por favor, una lista de los artículos sobre su obra, las críticas que los expertos hayan escrito sobre usted". También piden mil detalles totalmente inútiles que no vienen al caso, pero que se les ha enseñado a considerar importantes, tantos detalles que parecen los de un expediente del departamento de inmigración.
Esas peticiones las contesto de la siguiente forma: "Querido estudiante: Está usted loco. ¿Para qué gastar meses y años escribiendo miles de palabras acerca de un libro, o hasta sobre un autor, cuando hay cientos de libros que esperan ser leídos? ¿No se da cuenta que es víctima de un sistema pernicioso? Y si usted ha escogido por su cuenta mi obra como tema y si usted tiene que escribir una tesis —y créame que le estoy muy agradecida que lo que he escrito lo haya encontrado usted útil—, entonces ¿por qué no lee lo que he escrito y se hace una idea propia acerca de lo que usted piensa, cotejándolo con su propia vida, con su propia experiencia? ¡Olvídese de los profesores Blanco y Negro!".
"Estimado escritor —me contestan—: Debo saber lo que dicen los expertos, porque si no los cito, mi profesor no me va a dar nota."
-Doris Lessing, en el prefacio de El cuaderno dorado (The golden notebook).
Y no podría estar más de acuerdo. ¿A qué estamos jugando a la hora de hacer tesis: a aportar verdaderamente conocimiento o únicamente a perpetuar opiniones y dogmas ya establecidos? Porque es el gran meollo del asunto: "Tu opinión no tiene validez si alguien, con prestigio y antes que tú, no ha dicho lo que tú ya estás diciendo". ¿Qué clase de mierda es esa?

3 comentarios:

Raúl Zepeda Gil dijo...

Bienvenido a "escribiendo mi tesis" y a "nadie confía en que tienes ideas originales"

Yayo Salva dijo...

¡Cuánta razón tiene Doris en su prólogo! Sin embargo he de decir que no todos los profesores universitarios somos del pelaje que sugiere la autora. Llevo a mis espaldas la direccion de un buen número de Tesis Doctorales y aún es mayor el de tesis que he tenido que juzgar. En la publicación de los trabajos de investigación (sea una tesis o un artículo para una revista cintífica o un libro) suelo distinguir dos categorías: el refrito y el trabajo original. En la primera el autor se ha dedicado a recoger las opiniones de los demás, a enristrarlas con cierto orden y a llevar el mamotreto a la imprenta. No ha aportado nada nuevo y el único valor que resta, si el trabajo está bien hecho, es una especie de puesta al día sólo útil para los perezosos que no se han preocupado lo suficiente para beber en las fuentes originales.
La segunda categoría contiene novedades, enjundia, aportación personal, y las referencias citadas son necesarias para criticarlas, para señalar sus limitaciones o sus errores. También para aprender de ellas, que uno nunca se lo sabe todo.
Básicamente, si el asunto se refiere a una Tesis Doctoral o similar, la exposición ha de constar de al menos tres partes: un estado de la cuestión sobre el tema, el desarrollo de la investigación personal realizada y las conclusiones personales. Si en las conclusiones el autor sigue manejando bibliografía de apoyo es que no está aportando nada. Ha caído en el refrito.
¡Como pasa el tiempo, Williams! Tal parece que aquel muchachillo al que leía hace unos cuantos años ya está con la licenciatura en ciernes y quizás pensando en la maestría...
En todas las disciplinas se escriben diariamente toneladas de páginas. Cada vez es más difícil ser original hasta que no consigues situarte en la vanguardia de una línea de trabajo. Eso requiere tiempo y meterte entre pecho y espalda mucha información (formación) porque, no es que se hayan agotado las ideas orignales pero lo cierto es que escasean, y más en el campo de las Humanidades. Y, lo que es peor, se dan por originales ideas que por viejas ya están prácticamente olvidadas. El Mediterráneo se descubrió hace ya muchos años...

William Saints dijo...

Muchísimas gracias por tu comentario, Yayo (y cuánto tiempo hace que no te leía) y el tuyo, Raúl.

La cuestiónes que, de hecho, no haré tesis y, por el momento, estoy totalmente peleado con ella. No porque la encuentre inútil en mi formación académica, sino porque encuentro inútil el proceso que me demandan todos los profesores, qué es el pernicioso ese que menciona Lessing y tú también, Yayo, como "refrito". Me siento demasiado ansioso y con hambre de conocer más como para enfrascarme tan nocivamente sólo en un libro/autor y ponerme, además a leer lo leído por otras personas.

Eso sí, en breve acabo mis estudios institucionalizados. Eso sí me pone muy feliz.